Lecciones de un escándalo
Por Manuel Álvaro Ramírez (*)
Seguramente sobre el Grupo Aval no se ha dicho todo, pero hay algo muy recurrente en todo esto y es que el hoy presidente, Gustavo Petro, sí había denunciado las irregularidades junto con otros congresistas entre quienes cabe destacar a Jorge Enrique Robledo, hoy candidato a la alcaldía de Bogotá con nulas posibilidades. El escándalo ha permitido sacar en limpio algunas lecciones. La primera, la justicia colombiana es un sainete, un rey de burlas, una pantomima. La segunda, sí hay personas por encima de la ley y son un selecto grupo corrupto y sin escrúpulos cuyo único propósito es la ganancia mucha de ella mal habida, pero ‘plata es plata’. La tercera, la impunidad se puede comprar en cualquier lugar del mundo, sólo se requiere tener los recursos suficientes y la cuarta, nada queda oculto bajo el sol, tarde o temprano saldrá a relucir la verdad. Vamos por partes.
Ante la justicia colombiana han sido llevados varios funcionarios, algunos precisamente por oponerse a los torcidos tramados desde el despacho del entonces fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez Neira. Tal fue el caso de Luis Fernando Andrade quien fue el director de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, en el momento de los sobornos de Odebrecht, pero hay otros pendientes que aunque imputados, la Fiscalía no actúa como debiera hacerlo como es el caso de Oscar Iván Zuluaga y su hijo, quienes recibieron dinero para financiar la campaña presidencial del primero. Son muchísimos los casos en los cuales la justicia no actúa como se supone que debería hacerlo.
También le puede interesar: Un año de aprendizaje
De otro lado, uno de los valores más preciados de la democracia es que no debe haber ninguna persona por encima de la ley. Pero eso es lo que hay que escribir para sacar buena nota en los parciales de Introducción al Derecho, pero es mucha la evidencia de que hay personas por encima de la ley, para quienes no aplican las normas y que utilizan todos los artilugios para dilatar los procesos y que éstos prescriban por vencimiento de términos. Aquí en Colombia los procesos contra Odebrecht no alcanzaron a las cabezas, a pesar de que hay serios indicios de que los sobornos llegaron a los máximos dirigentes políticos como lo denunció el hoy presidente, pero esos sujetos son intocables.
En adición a lo anterior, queda claro que, a cambio de una muy considerable suma de dólares, cesan las investigaciones por el caso de corrupción más grande en la historia de este país, aunque con tanto hampón y tanto raterismo, realmente no estaríamos tan seguros si es realmente el más grande porque se han venido descubriendo otros, aparte de los que ya coronaron como Dragacol, Chambacú, Reficar, Foncolpuertos…. La lista es larguísima.
La buena noticia en medio de tanta podredumbre, es que de dónde menos se espera salta la liebre y aunque a Petro no le hayan hecho caso en su momento, porque la derecha cerró filas para defender a los suyos, el Departamento de Justicia y la Comisión de la Bolsa de Valores de los Estados Unidos de Norteamérica llegaron a un acuerdo con el Grupo Aval y Corficolombiana, mediante el cual éstos aceptaron haber cometido delitos contra la competitividad y la transparencia a la que están obligadas todas las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Nueva York. Tendrán que pagar $60 millones de dólares y colaborar con la justicia norteamericana para cerrar el proceso durante los siguientes tres años.
Un aprendizaje adicional es que los poderosos, aparte de inescrupulosos y corruptos, son unos cínicos y cobardes que pierden toda dignidad cuando se trata de enfrentar las responsabilidades y los periodistas que trabajan para sus medios, salieron a maquillar titulares para disfrazar a los delincuentes de hombres probos. Según éstos, los delincuentes son siempre los subalternos y en caso de que haya alguien que realmente descubra algo y se torne peligroso, no hay por qué alarmarse, para eso está el cianuro.
*Magister en Economía
