Reportajes

JovenPro: es emprender con propósito 

Por: Maria Fernanda Saavedra Mejía

No hay colombiano que no hable de emprendimiento, y menos aún después de la pandemia. Todos, en alguna medida, hemos pasado por esa experiencia de ser empresarios, por mínima que haya sido la apuesta. Durante los momentos más críticos de esa crisis global que azotó todos los sectores, muchos supieron encontrar el lado positivo, el impulso a nuevas ideas, y, por qué no, el desafío de emprender.

En abril de este año, la revista Portafolio publicó un dato revelador: Colombia se destaca por su alta tasa de emprendimientos, según el informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM). Emprender, parece, se ha convertido en una de las actividades clave para dinamizar la economía global. De acuerdo con este informe, el país ocupa el séptimo lugar entre 46 economías en el ranking mundial de emprendimientos y startups.

Lo más significativo es que, entre 2013 y 2023, las startups colombianas lograron captar un total de 4.621 millones de dólares, posicionando a Colombia como el tercer destino más relevante para el capital emprendedor en América Latina. Un dato que confirma lo que muchos intuían: el emprendimiento en Colombia es una fuerza creciente, una respuesta creativa a los retos del presente y un motor para la economía regional.

Por eso decidí hablar con dos emprendedores, ejemplos reales de lo que significa trabajar para cumplir los sueños y, al mismo tiempo, aportar a la economía local. En un contexto como el de Boyacá, donde hablar de trabajo muchas veces significa pensar en empleo formal en alguna alcaldía o administración gubernamental para vivir bien. ¿Por qué limitarse a buscar un empleo cuando se puede crear una oportunidad propia, generar trabajo y construir, con esfuerzo y visión, el propio capital.

JovenPro y César González Orjuela

César es el director de JovenPro, una iniciativa que nació en Sogamoso y, como su nombre lo sugiere, estaba inicialmente dirigida para jóvenes entre 16 y 30 años. Cuando lo busqué, se estaba realizando un taller dentro del marco de Paraguas Audiovisual Lab, del primer reportaje que realicé para este medio con su fundadora Karen. Pensé, mientras observaba todo, lo que ha llegado a ser Boyacá:  cuna de personajes con iniciativas que buscan favorecer a otros, intercambiando experiencias, sin caer en la trampa de la precariedad de creer que se es más cuando se mudan a una ciudad grande. Este tipo de proyectos engrandece a los jóvenes boyacenses, que parece que trabajan con verdadera convicción.

Cualquiera podría pensar que JovenPro nació a raíz de la pandemia, pero en realidad, este proyecto ya se gestaba desde antes. Fue en diciembre de 2018 cuando comenzó a tomar forma, como lo cuenta César. «Dieciocho jóvenes se reunieron y empezaron a consolidar lo que hoy es un sistema de colaboración conjunto», explica. En sus inicios, la pregunta era simple: «¿Qué tienes en tu casa?» Y con esa curiosidad, comenzaron a organizar espacios para promocionar productos de emprendedores locales.

El objetivo de JovenPro siempre ha sido claro: impulsar al pequeño emprendedor a través de tres pilares fundamentales. Primero, el espacio físico, que es el local o el espacio comercial. Segundo, la página web, que centraliza toda la actividad emprendedora en jovenpro.com. Y tercero, las ferias de emprendimiento, que ellos llaman JovenPro Itinerante.

Parte de su objetivo principal es fortalecer tres aspectos clave: las ventas, las alianzas entre entidades y emprendedores, y la mejora de proveedores. «Muchas veces, el emprendedor se encuentra con un producto, pero sin el empaque, o con una idea brillante, pero sin los recursos. Entonces, uno de los objetivos de JovenPro es justamente unir esa red para que todo funcione en conjunto», explica César.

En 2018, a partir de una feria llamada FEX (Feria ExpoJoven), surgió una necesidad; la de crear una comunidad sólida de emprendedores. Aunque la feria comenzó en 2016, fue ese evento el que evidenció la falta de un espacio de colaboración. Así fue como JovenPro tomó forma.

«Hemos tenido diferentes transiciones. Obviamente, durante la pandemia tuvimos que cerrar el punto físico, un periodo de adaptación… Pero hasta la fecha, ya son cerca de 150 emprendedores los que han pasado por aquí«, dice César. Lo curioso es que JovenPro comenzó siendo una iniciativa dirigida a los jóvenes, pero, como él mismo reconoce, «en 2021 rompimos las barreras de edad». Hay, emprendedores de todas las edades, y de todo el país, llegan atraídos por la oportunidad de hacer crecer sus proyectos.

Para César, uno de los aspectos más importantes de este proyecto es el equipo que lo sostiene. Aunque él es el director, las tareas no recaen solo sobre él. JovenPro cuenta con un equipo principal de siete personas; Alejandra, Camila, Carlos, Andrea, Laura y Daniel, además de Lulú, la perrita que se ha ganado un lugar importante en la publicidad del proyecto e incluso en su logo. -Y sí, Lulu, una hermosa perrita de pelaje negro y blanco me recibió como si fuera una anfitriona, solo le faltó decir ‘bienvenida’-

Lulú, además de ser parte del corazón del lugar, se ha convertido en una imagen oficial del establecimiento, un espacio que, por sí mismo, es un reflejo de la creatividad y el colorido de los emprendedores que lo adornan. Cada rincón cuenta con productos artesanales que muestran la proactividad y el espíritu innovador de quienes, desde aquí, logran crecer sus ideas.

«Yo creería que Lulú es la cara de JovenPro. Ella saluda a todo el mundo. Hay clientes que vienen solo a saludarla, y eso es algo muy bonito de ver. De hecho, en nuestras redes sociales tenemos videos donde Lulu es la protagonista», dice César, mientras una mirada esquiva de Lulú, sentada cerca, parece confirmar sus palabras. Con un gesto característico, alza una de sus orejas, como si supiera que está siendo nombrada en esta entrevista.

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Volviendo al equipo principal, son siete personas con roles. Está la persona encargada de marketing & experiencias, la coordinación de inventarios y logística, el programador y desarrollo de la página web, la contadora, el productor audiovisual y finalmente alguien en las ventas en el punto físico se ocupa del área comercial, ayudando a vender más en Boyacá; además de promocionar en Bogotá, Medellín y otras regiones.

Para César, sin este equipo no habría manera que JovenPro funcione como un verdadero engranaje. Uno de los aspectos que más valora César es el impacto de las ferias. «En nuestras ferias, lo que nos diferencia es que son muy organizadas, y, sobre todo, tienen resultados concretos».

Para formar parte de JovenPro, los emprendimientos deben pasar por un proceso de evaluación. Imagínese un programa como Shark Tank, pero a nivel local. Se evalúan ventas, contactos, alianzas y proveedores. «Es muy sencillo», explica César. «Ahora tenemos el modelo digitalizado, lo que significa que puedes comunicarte por WhatsApp y agendar una reunión. Durante esa reunión verificamos dos cosas: primero, que el emprendimiento tenga innovación». Y ojo, agrega César, «la edad no es un factor determinante». Aquí lo importante es la idea y la capacidad de generar valor.

Estos tres aspectos clave son los que se evalúan en el local. Y es que, JovenPro para el 2025, el punto físico de la iniciativa cumplirá cuatro años, un logro considerable en un contexto económico tan complejo, como reconoce César. «Este año sentimos que, a pesar de la desaceleración de varios sectores económicos, hemos logrado mantenernos y, sobre todo, hemos crecido en las ferias, convenios y en el impacto digital con Jovenpro.com».

¿Cómo pertenecer a JovenPro?

El proceso de ingreso a JovenPro se basa en una membresía anual, que permite al emprendedor evaluar, cada año, si el proyecto sigue alineado con sus expectativas. Con una pequeña inversión o el aporte de la membresía, los emprendedores pueden acceder a los servicios y experiencias del programa. César explica que la idea de este aporte es que se convierta en una inversión que se multiplique en ganancias. «De hecho, muchos de nuestros emprendedores han estado con nosotros desde el principio», afirma César. «Llevan ya cinco años completos con nosotros». La tasa de renovación agrega, es alta: «Casi el 95% se renueva cada año. Y lo que buscamos es reducir al mínimo ese 5% que no lo hace».

Para formar parte de este selecto grupo de emprendedores, JovenPro exige dos condiciones fundamentales: primero, innovación; y segundo, lo que César destaca como crucial: el emprendedor debe ser productor. «No se trata de comprar camisetas en Bogotá de otro país y venderlas aquí», explica César. «Si solo compramos productos importados, como las camisetas chinas, estamos dañando la economía local».

En este momento, la página web, con todos los medios de pago, la difusión y todo el sistema de ecommerce que hemos implementado, es tan solo de 370.000 pesos al año, es decir, menos de 31.000 pesos mensuales. Es muy asequible; buscamos que sea un costo mínimo. Si un emprendedor intentara acceder por sí solo a una página web con una tecnología como la que tenemos, la inversión podría oscilar entre 6 y 50 millones de pesos. Lo que estamos haciendo es democratizar esa tecnología que ya logramos, para que muchos emprendedores puedan acceder a ella. –

Al abordar el tema político y reflexionar sobre el emprendimiento como generador de empleo, César lanza una afirmación contundente: «Hay entidades, por ejemplo, la Gobernación de Boyacá, que es la generadora de empleo más grande del departamento, con más de 5.000 puestos de trabajo. Pero si sumamos lo que generan los microemprendedores y los empresarios locales, el impacto es mucho mayor que lo que podría generar una entidad pública como esta». Lo dice con tal seguridad que hasta su rostro refleja una satisfacción, como si cada palabra estuviera cumpliendo con un deber.

Para César, los emprendedores son, en sus propias palabras, «el tejido que sostiene la economía del país». Explica que su impacto no solo se mide en la creación de empleos, sino también en el aporte al Producto Interno Bruto (PIB), pues «muchas personas compran productos, y aunque sean importados, cuando los comercializan aquí, se transforman en un producto nacional».

¿Entonces, por qué apoyarlos? La respuesta es clara: «Porque ahí es donde está el desarrollo de la economía nacional. Si hay más emprendedores, de alguna forma habrá más empleo, mejores condiciones económicas para toda la región».

En 2019, JovenPro fue reconocido por la Alta Consejería de la Juventud de la Presidencia de la República por su labor en apoyar e impulsar el emprendimiento. Ganaron una convocatoria departamental llamada Innova 2.0, gracias a la cual lograron desarrollar una aplicación móvil disponible en iOS y Android.

Además de este reconocimiento, JovenPro ha llegado a la academia, participando como ponentes en instituciones como la Universidad de La Salle y la UPTC, en diferentes coloquios internacionales de emprendimiento. También recibieron una exaltación en el Concejo de Sogamoso, un reconocimiento por su contribución al impulso del emprendimiento en la región, particularmente a través de su alianza con el programa Zona E, donde fortalecieron a más de 300 emprendedores entre 2021 y 2023.

Desde 2023, JovenPro es coordinador del programa de la Fundación Acerías Paz del Río, impactando a emprendedores en Nobsa, corrales, Vado Castro y el municipio de Paz de Río, en 2023, 19 emprendedores recibieron un total de 80 millones de pesos para impulsar sus sueños, primero se inscribieron, luego pasaron por un proceso de capacitación y asesoría, continuaron en ferias de emprendimiento; una ronda de pitch, para otorgar el capital semilla. “Así como en 2024, se realizarán las interventorías y seguimientos a los emprendedores, confiamos que vendrán nuevas oportunidades para los próximos años con Distrito A – Emprende PazdelRío”.

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Hasta en el mundo del emprendimiento existen lo que algunos llaman “energías”, y más aún cuando se trabaja en “red”, como nos cuenta César. El Gobierno de los  Estados Unidos, a través de  Peace Corps o Cuerpo de Paz, va a apoyarlos con una inversión de 2.500 dólares en tecnología. «Vamos a adquirir computadores y ofrecer cursos especializados en tecnología, marketing digital y finanzas; además de estructuración de modelos de negocio sobre emprendimiento», explica César. Esta alianza está destinada a aquellos emprendedores que no cuentan con las herramientas tecnológicas en casa, como computadoras o acceso a Internet.

Nuestra apuesta es que imagínate: si cada uno de estos emprendedores genera 3 o 5 empleos, y si JovenPro logra tener 1.000 o 2.000 emprendedores, eso sería un gran desarrollo para la región. A eso le apostamos, a que los jóvenes y de todas las edades puedan apoyar a una cantidad significativa de emprendedores, todos generando empleo y, ojalá, prosperando en el proceso-.

Una joven PRO que inspira con Alf Pastelería

Con apenas 24 años, Alejandra González, más conocida en el mundo artístico como “Alf González” está transformando vidas a través de su pasión por el arte, la medicina y la alimentación consciente. Estudiante de noveno semestre de Medicina en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en Tunja, Alejandra ha encontrado una manera única de combinar ciencia y creatividad. Desde su perspectiva, «hasta para la salud se necesita arte», y bajo esa premisa ha construido un camino que impacta tanto a emprendedores como a consumidores que buscan alternativas saludables.

Un equilibrio entre pasión y propósito

Alejandra no solo es cantante solista y, creadora visual, también, lidera como directora de marketing y experiencias en JovenPro, Su amor por las artes, desde el dibujo hasta la fotografía, la ha llevado a captar lo mejor de cada historia y proyecto con los que trabaja. Pero no solo el arte define su vida: Alejandra inicia cada día con un momento de conexión espiritual. “Inicio mis días con una conversación con Dios, de agradecimiento y con el propósito del día”, comparte con serenidad. Su enfoque equilibrado entre estudios médicos, creatividad y espiritualidad refleja un compromiso inquebrantable. En sus palabras, el motor que mueve todo lo que hace es el amor, un sentimiento que le da sentido a sus múltiples responsabilidades diarias, desde turnos clínicos hasta la gestión de su emprendimiento.

“Desde siempre me ha gustado el arte. Se me ha facilitado mucho, tanto el dibujo como la fotografía, y también la creación de videos. Con el tiempo, me di cuenta que me resultaba muy fácil fijarme en esos detalles tan bonitos que tiene cada emprendimiento y cada persona, con cada historia.”

Alf Pastelería: Donde la salud se convierte en arte

Alejandra tiene una pastelería llamada Alf Pastelería, cuyo enfoque principal es la salud integral del consumidor. Su propuesta nace a partir de un diagnóstico de una enfermedad celíaca, lo que la llevó a excluir completamente el gluten de su dieta, eliminando alimentos como el trigo y la cebada. Esto no significa que todas las personas deban eliminar el gluten de su dieta, como lo expresa; Sin embargo, ella menciona que hay estudios donde se comprueba que reducir el consumo de gluten puede traer beneficios para diversas condiciones de salud, desde la diabetes hasta los trastornos mentales como la depresión, el trastorno bipolar, el TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad) y enfermedades del espectro autista, que van en aumento.

“Somos muy transparentes con nuestros ingredientes porque queremos generar conciencia sobre el consumo alimenticio. No es solo comer por comer; es entender qué entra a tu cuerpo y cómo impacta tu salud”, explica. Los productos de Alf Pastelería son aptos para personas con intolerancia al gluten, para diabéticos (gracias al uso de fructosa natural extraída de frutas y verduras) y para quienes buscan opciones con bajo contenido de grasas saturadas o sin lactosa.

Alejandra enfatiza que no todos necesitan eliminar el gluten, pero asegura que reducirlo puede beneficiar condiciones como la diabetes, trastornos del estado de ánimo e incluso enfermedades del espectro autista. Esta visión científica, respaldada por su formación médica, le permite ofrecer algo más que dulces: alternativas para mejorar la calidad de vida.

Un enfoque integral sobre el cuerpo y la mente

Estudiar Medicina es, para Alejandra, una inspiración que, como ella misma dice, nació de su «enfermedad». “Entre más leía y conocía sobre ella, más me iba enamorando de mi enfermedad”, expresa, mientras explica que descubrió que su condición es autoinmune.

“Es algo, digamos, irónico. Dentro de la vida, el cuerpo decide atacarse a sí mismo. Pero entre más lo conocía, me daba cuenta de que el cuerpo es básicamente una entropía, un caos que después lleva a un equilibrio”, añade, mientras sus palabras se llenan de significado. Alejandra ve su enfermedad no como un obstáculo, sino como una oportunidad, para algo bello. Destaca al cerebro como un órgano “definitivamente espléndido, con capacidades enormes”.

Mientras menciona los órganos que nos dan vida —el corazón, los pulmones, el páncreas—, Alejandra se refiere al intestino como el núcleo de nuestro sistema inmunológico. Lo curioso, como ella señala, es que a menudo ignoramos la función de cada uno de estos órganos. “Pero no nos damos cuenta de que, si alguno de ellos llegara a faltar, todo el equilibrio se pierde”, reflexiona, dejando claro que, en definitiva, sin estos, el cuerpo sería un completo caos.

Es por esto por lo que Alejandra concluyó que la alimentación es tan importante como el estudio de la medicina, y la considera la reunión de “todas las artes”. Para ella, el cuerpo humano es un arte completo: “Es básicamente desde la parte externa, cómo puede verse, cómo puede oírse, cómo puede palparse… y también tiene un significado en su parte interna”.

El azúcar: el enemigo silencioso

Alejandra describe el azúcar como una de las adicciones más grandes de la humanidad y una de las principales catalizadoras de enfermedades crónicas como la diabetes y el cáncer. “El azúcar no solo afecta el cuerpo; también genera impactos emocionales y mentales”, señala. Es por esto por lo que su pastelería busca ofrecer opciones que no solo satisfagan el paladar, sino que también nutran el cuerpo y la mente.

Aclara que las enfermedades autoinmunitarias van en aumento y, aunque se dice que no tienen cura, ella sostiene que “la alimentación no es la cura, pero sí es una ayuda sustancial, especialmente en la prevención de enfermedades, incluso de las psiquiátricas”. El propósito de su pastelería asegura, es brindar opciones que contribuyan a una alimentación sana y a la nutrición del consumidor.

Impacto que trasciende fronteras

Lo que comenzó como un proyecto pequeño ha crecido exponencialmente. Alf Pastelería pasó de atender 50 personas a impactar a más de 500 personas en departamentos como Antioquia, Cundinamarca y Santander.

“Queremos demostrar que, incluso en los momentos más desafiantes, la salud y la creatividad pueden fusionarse para crear algo más grande que un simple producto: una oportunidad para transformar vidas”, concluye Alejandra.

Con su historia, Alejandra Gonzáles no solo nos muestra que los retos pueden convertirse en impulsores de cambio; también nos invita a reflexionar sobre la importancia de la alimentación como pilar para el equilibrio físico y mental. Es una joven que, con arte, medicina y pasión, deja una huella en cada persona que toca su vida.

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