Opinion

Más prensa para banalidades que para la corrupción

Editorial

Más prensa para banalidades que para la corrupción

Luego de cuatro meses del nuevo Gobierno nacional y la llegada del nuevo año 2023 es conveniente plantear algunas frases para reflexionar. Gustavo Petro Urrego es el primer presidente de la República de Colombia con una nueva insignia en su frente: la de la izquierda que incluye la realización de cambios sociales significativos necesitados y pedidos ampliamente por el país, desde hace muchos años.

Recibió una nación invadida por la corrupción, incomunicada y desprestigiada internacionalmente con sus relaciones diplomáticas.

Los escándalos por corrupción iniciaron en la Sociedad de Activos Especiales, SAE, recién pasadas tres semanas de la nueva administración, a cargo de Daniel Rojas Medellín, la cual constató graves irregularidades en el control de inventarios. Son varios miles de automóviles sin trazabilidad de sus tenedores, cientos de propiedades inmuebles por los que se desconocen sus depositarios y, además, se desconoce con exactitud la cantidad de bienes ni su estado que, en teoría deben estar a cargo de la SAE. Los cálculos llegan a cifras equivalentes, $22 billones de pesos, a la reforma tributaria aprobada por el Congreso a finales de 2022. 

También se supo que la acogida a los migrantes venezolanos tenía un fin muy específico: recibir ayudas financieras de organismos internacionales –ONU, EE.UU., Unión Europea, ONG, etc.—que brindaron su apoyo con destino a los migrantes. Según la senadora Gloria Flórez, presidente de la Comisión Segunda de Relaciones Internacionales, solo se tiene noticia de tan solo una pequeña parte de la inversión de esos dineros.

Estos son algunos de los casos más renombrados y discretamente tratados por alguna prensa nacional tradicional. En esta prensa aparecen y se escuchan más comentarios, entrevistas y columnas de opinión sobre banalidades, como aquella de que una ministra recibió en zapatos deportivos a una alta personalidad o las frases de la esposa presidencial, las compras de almohadas para las residencia de la vicepresidenta o las llegadas tarde –como todos sus antecesores—del primer mandatario, que los miles de millones de pesos embolatados en escándalos de corrupción la cual, según las encuestas, es la primera preocupación de los colombianos.

Las tantas metidas de pata de quienes ocuparon la cancillería y algunos ministros de anteriores gobiernos, hicieron las delicias de caricaturistas y columnistas de opinión. Como aquellas que decían que los rusos –de Rusia— estaban detrás de la campaña electoral de Petro en 2018 y posteriormente en la del 2022. O aquellas despistadas declaraciones del entonces ministro de defensa, Molano, cuando por fuera de tono, se atrevió a decir que Israel y Colombia tenían a Irán como “enemiga común”.

Acabar las relaciones con Venezuela como resultado de decisiones viscerales e ideológicas fue otro error garrafal que la misma prensa, en general, celebró junto con esa clase parlamentaria tan ávida de contratos como torpe y plena de insensatez. Fueron siete años de abruptas rupturas de profundos e inveterados lazos económicos, familiares, históricos que se convirtieron en incremento de índices de violencias de muchos matices, contrabando, migración descontrolada, etc. de males.

Todos estos hechos fehacientes y graves son ahora una pequeñez ante los ‘escándalos’ que desean resaltar los dolientes del otrora “antiguo régimen”.

¿el menos conveniente?

Director Boyacá Visible

Jorge Armando Rodríguez Avella 

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Editoriales

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