Petro se defiende
Por Manuel Álvaro Ramírez (*)
Después de su gira por Europa, el presidente Gustavo Petro se fue a La Guajira, uno de los departamentos más olvidados desde el punto de vista de la administración pública, que explica en parte por qué los niveles de corrupción han llegado a los extremos que se conocen, con un gobernador preso por asesinato entre muchos otros crímenes. Pero no es sólo el gobernador, hay alcaldes, diputados, concejales y muchos funcionarios públicos condenados o con investigaciones en curso.
Pero veamos las cosas en contexto. La derecha colombiana ha estado en una campaña orientada a recuperar el poder y para lograrlo se ha impuesto la tarea de echar un pulso en las elecciones de octubre. Se han combinado, como decían antes los comunistas, todas las formas de lucha, desde la marcha pacífica, pasando por la destemplada invitación de un coronel paraco a defenestrar al presidente, hasta el risible representante Polo Polo, que amenazó con aquietar al primer mandatario. Todo esto debidamente orquestado por los medios de comunicación que hoy por hoy son parte del problema, no sólo en Colombia sino en el mundo entero.
Ante esta campaña que combina desde las armas livianas hasta la artillería pesada de la mentira y la calumnia, Gustavo Petro ha respondido con lo que sabe hacer: mostrarse a los más humildes que son la base de la pirámide social, con soluciones tangibles a las demandas que los habitantes llevan décadas pidiendo sin que hasta ahora nadie los hubiera escuchado. Se hará una universidad Wayú, se buscará una real solución al problema del agua, quizás el más delicado en una zona tan desértica como la de este departamento, se entregaron tierras a campesinos e indígenas y se emprenderán proyectos orientados a la investigación en la generación de energías limpias entre muchas otras realizaciones adelantadas en apenas una semana.
Lo que viene ahora, será una maratón de propaganda a nivel local y regional, según la cual estamos viviendo la peor de las catástrofes porque un arrogante presidente se ha convertido en dictador y amenaza con coartar la libertad de prensa, a lo cual el Ejecutivo responderá con una descentralización efectiva consistente en aprovechar los recursos que comienzan a fluir gracias a la reforma tributaria que tanto escozor produjo en la derecha y que se materializarán en forma de proyectos visibles que solucionen problemas sentidos por la población más vulnerable que son la mayoría del pueblo colombiano.
Ya se verá cuál de las dos estrategias será más efectiva, la de la mentira disfrazada de preocupación por la suerte de los más pobres, que incluso ha llevado a éstos a marchar en contra de las reformas que los favorecerían, o la presencia del presidente ordenando aquí y allá ejecuciones que difícilmente se han visto en el pasado excepto en los nefastos Consejos Comunitarios que sirvieron entre otras cosas para mandar asesinar a un alcalde que tuvo la osadía de plantarle cara a Álvaro Uribe y profetizarle que a él lo iban a matar como en efecto ocurrió y por lo cual el autor intelectual del asesinato, pidió perdón, pero dijo que el entonces presidente también debería hacerlo.
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Petro no puede hacer milagros, no tiene el don de la ubicuidad para estar donde los mandatarios locales lo requieren, no hizo la revolución a la que le apostó parte de su juventud, pero está poniendo la primera piedra de la transición. Ese solo hecho ya lo pone como uno de los grandes estadistas, es un intelectual de aquellos a quienes les teme la derecha precisamente por su capacidad, recuerden lo que dijo una vez Uribe: “Colombia puede llegar a tener el peor neocomunismo de la región, porque el doctor Petro es mucho más inteligente que Chávez, más inteligente que Castillo, que el presidente Fernández de Argentina, el doctor Petro es mucho más inteligente que Ortega, el de Nicaragua” y en efecto, es de las pocas verdades que sobre Petro se han dicho excepto lo del neocomunismo, que nadie sabe qué quiere decir eso.
*Magister en Economía
aramirez7528@gmail.com
