OpinionPor: Manuel Álvaro Ramírez R.

Plata para máquinas de guerra

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Plata para máquinas de guerra

El presidente Gustavo Petro acaba de anunciar que renovará la flota de aviones de combate Kfir de fabricación israelí y se están evaluando varias opciones: Los F16 de origen norteamericano, los Gripen de manufactura sueca y los más opcionados parecen ser, por ahora, los Rafale franceses. A pesar de lo crítico que fue Petro como candidato cuando Duque anunció la compra de aviones de combate, ahora se le devuelve la pelota cuando anuncia que comprará 16 cazas para reforzar la capacidad de defensa aérea.

A este respecto, conviene señalar que la seguridad nacional es un asunto sumamente delicado y tampoco conviene pelear con todo el mundo, sobre todo cuando los recursos que se comprometen se requieren realmente en el mediano y largo plazo. En efecto, Petro dijo que «no se gastará un solo peso de la reforma tributaria ni de la inversión social en aviones de combate» y en eso tiene razón, porque las aeronaves se hacen por encargo y tardará varios años en hacerse efectiva la entrega y otros más completando los desembolsos, de manera que en estricto sentido no está diciendo mentiras.

Claro que cualquier cosa que diga o haga se la estarán cobrando desde la oposición porque no todo lo que se dice en campaña se puede cumplir al pie de la letra. Me explico: El único candidato que tenía un programa claro para reorientar los destinos de este país era Gustavo Petro, los demás prometían con palabras distintas, más de lo mismo, incluyendo a Sergio Fajardo a quien Petro lo denominaba sutilmente el Gatopardo, como referencia a un personaje de la novela de Giuseppe Di Lampedusa, con ese título entre cuyas páginas hay una frase que se cita a cada rato para muy diversos fines “Cambiar todo, para que nada cambie” eso era ni más ni menos Sergio Fajardo y por eso precisamente reaparece de cuando en cuando, pero ya la gente ha aprendido, si no de literatura, sí y mucho, de marrullería y trampas politiqueras, pero no nos desviemos.

Petro tenía un programa claro y fue capaz de transmitirlo en lenguaje sencillo, a pesar de que los números no lo favorecían en la segunda vuelta, él supo leer el momento político, le dijo a Rodolfo Hernández que no era simplemente sumar los votos de la derecha porque se trataba de un nuevo escenario. Tampoco Rodolfo estuvo a la altura de las circunstancias y para colmo de males el Ñeñe estaba muerto, de manera que no hubo quien se atreviera a meterle mano a fondo a las elecciones para poder gritar después ‘Hijueputa, tenemos presidente’. No, ya no tenían presidente porque la conciencia y la veeduría hicieron su trabajo. Pero entre las promesas de campaña no estaba comprar aviones, como no estaba tampoco prometer a los cultivadores de coca que podían seguir con sus cultivos mientras los productos alternativos comenzaban a mostrar resultados, sobre todo en términos de rentabilidad en comparación con los de uso ilícito.

En síntesis, el presidente tendrá que hacer algunas cosas que criticó en el pasado como inconvenientes, pero la vida le mostrará que las cosas no siempre son como las imaginamos. Lo que sí es seguro es que no habrá un escándalo por mordidas como es lo usual en este tipo de contrataciones. Baste recordar que, en el año 2004, salieron a relucir varios oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana quienes estuvieron involucrados en un escándalo propiciado por la empresa norteamericana Lookheed Aircraft y después de conocer que en el anterior gobierno actuaba un ‘cartel de las madres’ entre otras la del Presidente Duque y la de Karen Abudinen, tenemos el derecho a decir que de eso estamos hastiados y que este pueblo ha dicho ¡basta ya!

[email protected] / Magíster en Economía / Universidad de los Andes

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