Playa Blanca de Tota: “ahora es playa negra”

Playa Blanca de Tota: “ahora es playa negra”

Playa Blanca uno de los más bellos parajes que tiene el departamento de Boyacá, está ubicada en el Lago de Tota, única playa de arena blanca a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, que recibía alrededor de dos mil turistas diarios en temporada alta y fuente de empleo directo para más de 100 familias de Tota y Aquitania, se encuentra cerrada por orden de las autoridades.

En febrero de 2020 la Procuraduría 32 Judicial I Ambiental y Agraria le requirió a la Corporación Autónoma Regional de Boyacá, Corpoboyacá, adelantar medidas preventivas para garantizar la vida de las personas, evitar una emergencia sanitaria y proteger el predio de Playa Blanca.

El director Corpoboyacá, Herman Amaya Téllez, para dar cumplimiento a este requerimiento, en marzo de 2020, les informó a los ribereños y prestadores de servicios turísticos que cerraría este lugar durante tres meses para adelantar adecuaciones, entre las cuales estaban: encerramiento del mencionado sitio, construcción del sendero peatonal, construcción de la placa huella, construcción del restaurante, casetas, baños, muelles, entre otras obras. Ligado a esta orden, apareció el confinamiento total por la pandemia de la COVID-19. Han pasado 33 meses desde el cierre de este sitio turístico sin dar una solución clara de apertura.

Director Corpoboyacá, Herman Amaya Téllez

El director de Corpoboyacá indicó que “hay tres frentes de obra, uno es la construcción de 14 quioscos, estamos a la espera de la licencia de construcción; se tramitó el permiso para una concesión de aguas de uso doméstico del Lago de Tota, que servirá para los baños, quioscos y una zona de camping. Ante la Agencia Nacional de Licencia Ambientales, ANLA, se radicará el permiso de reúso de aguas que salen de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales PTAR, el predio solo es funcional cuando tenga agua”.

Amaya Téllez agregó “Yo no puedo, como Corporación, sacar el agua de manera ilegal, eso implica que se debe pedir un permiso, se debe realizar un análisis de la calidad del agua soportado por la Secretaría de Salud de Boyacá, diseñar las obras civiles, montar un sistema de tratamiento y luego tener las condiciones actas para distribuirla”.

Según el director se demolerán los muelles que están construidos “porque no cumplen con los requisitos, ya se comenzó la construcción de este en Cartagena. Es un muelle flotante, en aluminio con madera plástica que tiene de largo 70 metros, el avance va en el 45 por ciento, solo se puede instalar hasta que se tenga la afectación de cauce, para construir el área donde este irá a ensamblar”.

Corpoboyacá contrató un grupo de consultoría, para que les explicara el modelo administrativo, financiero y turístico de la playa. Allí se identificó que se debe contar con caseta de enfermería, caseta para salvavidas, realizar los diseños eléctricos, hidráulicos, portería. La Corporación contrató los estudios y diseños para las obras complementarias y urbanismo.

El director manifiesta “el predio es de Corpoboyacá, por esta razón cualquier accidente o suceso que pase es directamente resorte de la entidad, por la cual solo estará abierta la playa hasta que se cumpla con características necesarias para brindar y prestar un servicio con calidad y garantice la seguridad de las personas que allí ingresen”.

 

Herman Amaya afirma que una vez les otorguen los permisos, buscará un modelo temporal de apertura con la Alcaldía del municipio de Tota para abrir mientras se termina con la construcción de las demás obras. Para la Semana Santa del 2023 se tiene previsto dar apertura cuando haya muelle, concesión de aguas y algunas obras de urbanismo.

 

¿Qué dice la comunidad?

 

Luis Hernando Martínez, propietario del restaurante y hotel Playa Blanca, manifiesta “llevamos casi tres años de cerrada, Playa Blanca, es nuestra mayor fuente de ingreso, nos sentimos afectados, las directivas de Corpoboyacá son mentirosos, son dos años de reuniones, nos dicen que ya se terminan una obra y otra obra, en este tiempo solo se ha construido la placa huella y tampoco los senderos. Queremos que en esta temporada de diciembre y enero se nos tenga en cuenta. Le estamos haciendo daño a nuestros turistas, porque ellos quieren ver la arena, tocarla, les explicamos la situación, los turistas se van enojados, los estamos espantando, los turistas llegan de todas partes, incluyendo el exterior, únicamente por la playa”.

Los servicios que se prestaban antes del cierre eran paseo en lancha, moto acuática, cabalgata, cuatrimotos, casetas de postres, comidas, bebidas y artesanías. Estos servicios figuran y están permitidos en el Esquema de Ordenamiento Territorial Municipal, por cuanto Playa Blanca se encuentra designando como sitio turístico abierto al público.

Nixon Giovanni Riaño Rojas, uno de los lugareños y con más de 100 personas interpusieron una acción de tutela ante Corpoboyacá, con el fin de obtener la protección del derecho fundamental al trabajo, mínimo vital y una vida digna. Sin embargo, el pasado 15 de diciembre el Juzgado Promiscuo Municipal de Tota la declaró improcedente.

Nixon Giovanni comentó “la Corporación hizo un sendero muy bonito que se deterioró con el pasar de los días, la playa está totalmente descuidada, no hacen aseo, ahora es una playa negra. Cuando funcionaba, después de cada temporada, los operadores turísticos hacían jornadas de limpieza. La playa esta invadida de elodea, cuando hay oleaje alto se queda en la arena y ahí se descompone y se daña la playa, el pasto también creció. Nosotros nos comprometimos a mejorar nuestra infraestructura, tenemos la forma de atender al turista con restaurantes, hoteles, cabañas, las condiciones que ofrecemos son dignas, así cumplimos”, agregó Riaño Rojas

Los residentes del sector se sienten abandonados por la Alcaldía de Tota, se quejan de que esta no hace nada para que se agilicen las obras. A los operadores turísticos no se les brinda una suficiente orientación y ahora se pelean por el poco turista que llega.

Pedro Nel Rojas, uno de los lancheros que también se une a la solicitud de los prestadores de servicios dice “es mi fuente principal de ingreso, le solicito al director que piense en los ribereños, en los turistas y no nos vulnere el derecho al trabajo”.

El sentimiento generalizado de habitantes y visitantes es que reina una verdadera desidia de las autoridades departamentales y municipales. El boyacense, dicen, se precia de la belleza de sus paisajes, pero en realidad cuando se trata de llevar a cabo algo concreto, generalmente saltan a la vista las enormes deficiencias administrativas oficiales. 

 

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