Cómodos y cómodas

Por Rafael A. Mejía Afanador

La cómoda de mi abuelita era un enorme armario que tenía ella en Paz de Río y servía para guardar desde un pañuelo hasta un elefante y obviamente, también para jugar a las escondidas con toda la tracalada de primos.

Cómodo era un emperador romano que se pretendía gladiador y para ganarse al ‘constituyente primario’ se untaba de pueblo cada vez que la ocasión lo ameritaba. Cuentan las vickysdávilas de la época (por lo cual hay que ponerlo en duda), que el hijo díscolo de Marco Aurelio les quitaba las garras y los colmillos a los leones y con esa pequeña trampa se metía al coliseo a quedar como todo un superhéroe, además peleaba con los más tenaces gladiadores de la época y les ganaba porque su bien afilada espada tenía que vérselas con las espadas de madera de sus contrincantes. La victoria estaba asegurada.

Y como en el cuento de la gallina y el huevo, no sabemos a ciencia cierta si la etimología de la palabreja tiene o no alguna relación con el circense emperador. Sospecho que sí.

Pero dejando de lado estas nimiedades, vamos a decantar la cosa por el lado de los nuevos cómodos y cómodas. Así son las discusiones de quienes se han opuesto –desde antes de nacer Petro– a los vientos de cambio que vive hoy el país y que todos necesitamos.

Esa comodidad de quienes prefieren por física pereza, por falta de comprensión lectora o de pensamiento crítico, creerle a la prensa tradicional o a los rumores que circulan por las redes sociales los hacen caer en falacias argumentativas e inexactitudes, que en algunas ocasiones rayan en el ridículo.

Veamos algunos ejemplos: Que Petro es guerrillero y participó en la toma del Palacio de justicia. En nuestro idioma existe el prefijo “ex” cuyo significado según el diccionario de la RAE es “que alguien fue y ha dejado de serlo”. Además, para la fecha estaba recluido en la Modelo purgando una pena que se le había impuesto. A menos de que tuviera el don de la ubicuidad, el cuento es más falso que el pelo de Oscar Iván Zuluaga.

Que el presidente es comunista o socialista. Nada más fuera de foco. En realidad, Petro es progresista, que es una ideología de izquierda que propende por cambios en temas como inclusión de poblaciones tradicionalmente segregadas sin que esto signifique la abolición de la propiedad privada y temas como las causas objetivas de la violencia, “defensa del enfoque alternativo frente a la droga, la flexibilización y despenalización frente a los derechos sexuales y reproductivos y eutanasia”. Es más, el progresismo es una corriente que reaccionó a los errores cometidos en nombre del comunismo o socialismo real en Europa Central y en la extinta URSS y rechaza su carácter totalitario. Basta con dejar un momento las redes sociales y esforzarse por leer un poquito, no más.

Las reformas que Colombia necesita para salir de la Edad Media se han visto truncadas por quienes a toda costa pretenden mantener el statu quo, que no son otros que los mismos de siempre (Sarmiento Angulo y un corto etcétera), con sus negocios torcidos y sus poderosos medios de comunicación. Ya vimos el tratamiento que le dieron en esos medios a la noticia de las coimas de Odebrecht en donde ese grupo económico aceptó ante los gringos que sí sobornaron, es decir, delinquieron

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Los mismos de siempre y los medios de siempre han atacado inclementemente las reformas, sin leerlas, sólo porque vienen de la izquierda. ¿Alguien con un mínimo de sentido común podría pensar que Gaviria, Pastrana, Vargas Lleras y Uribe –de diferentes colores, pero siempre de derecha— se están amangualando contra el gobierno porque las reformas van a perjudicar al pueblo? Su mezquindad y su delirio por el Frente Nacional es tan de mala leche que harán todo lo posible para que, como diría Álvaro Salom Becerra, al pueblo nunca le toque.

Si quieren corroborar el nivel de desinformación que pulula por medios y redes, sólo hágale un pequeño test a un opositor inteligente:

  1. ¿Sabía usted que Simón Bolívar fue guerrillero?
  2. ¿Qué es lo que no le gusta del gobierno del presidente Petro?
  3. Cuáles partes de la reforma tributaria no le convienen al país y dé sus razones
  4. ¿Qué aspectos le parecen perjudiciales para el país de las reformas a la salud, laboral y al sistema de pensiones? ¿Cómo afectan a usted y su familia las anteriores reformas?
  5. ¿Sabe qué dijeron en EEUU o la comunidad europea acerca de las reformas planteadas por Petro?
  6. ¿Cuáles son sus razones por las cuales le incomoda la idea de una paz total en Colombia?
  7. ¿Conoce usted el concepto de justicia transicional?
  8. ¿Ha escuchado alguna audiencia de reconocimiento de verdad de la JEP? ¿Sabe en qué consiste la JEP?
  9. ¿Sabe en qué consiste la figura de la expropiación y en qué casos aplica? ¿Conoce casos en los que este gobierno haya aplicado la expropiación de forma arbitraria?

Les comento que yo ya hice el ejercicio y las respuestas son los mismos cómodos argumentos: que Petro es guerrillero, que etc, etc,etc. Y después de tratar de convencerlos con todas las razones de que están equivocados, el remate es de campeonato: que “todos son iguales”. ¡Plop! Nada qué hacer.

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