Santa Bárbara: Un símbolo de perseverancia en Sogamoso
Por: María Fernanda Saavedra Mejía
Omaira es una líder comunal de Sogamoso que, a través de años de trabajo y dedicación, ha liderado junto a la junta de acción comunal y la comunidad un ambicioso plan para transformar a Santa Bárbara, un barrio estigmatizado de Sogamoso, Boyacá, en un símbolo de unión y perseverancia. El impacto ha sido significativo y duradero para una comunidad que lo necesitaba. Hoy, Santa Bárbara RENACE.
«Se cuenta que nuestros antepasados muiscas pasaban, horas donde está ubicada la iglesia de Santa Bárbara adorando al sol y a la luna. Por eso, al llegar a este sitio, se siente una gran energía.»
Subir las escaleras de Santa Bárbara, un barrio que se aferra a la montaña de Sogamoso, Boyacá, puede parecer una maratónica hazaña para quien no está acostumbrado al ejercicio. Claro, también es posible llegar en auto, pero ¿acaso no vale la pena caminar y recorrer la historia de un lugar olvidado y estigmatizado durante años?
La restauración de cada rincón, que esboza un paisaje de esfuerzo colectivo, transforma cada escalón en una experiencia significativa. Cada paso revela una historia, y ver asomar a uno que otro habitante con una sonrisa—que solo puede comprenderse al llegar a este territorio—se convierte en el plan más gratificante de todos.
Así como París cuenta con el emblemático mirador de la Basílica del Sagrado Corazón, Sogamoso tiene su propio balcón al mundo. Desde este punto, la ciudad se despliega ante los ojos del visitante, permitiendo no solo vislumbrar sus rincones, sino también revivir vivencias y sentir como propias las historias del municipio del sol
Como bien lo expresó Edith Omaira Pulido Morales, presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Santa Bárbara, la energía y la calma que se experimentan aquí no pueden compararse con la de ningún otro mirador. Puede que sean los ancestros quienes infunden esta vitalidad, o como dice la líder, la energía de la Virgen, que también forma parte de un trabajo divino y comunitario. A pesar del pasado gris que marcó a la comunidad—recuerdo, era necesario subir protegido, o no arriesgarse—hoy la tranquilidad supera los estigmas del pasado.
En el año 2019, la comunidad de Santa Bárbara, sin la intervención de una pandemia, ya sentía que una fuerza o energía superior les susurraba que la unión podía acabar con cualquier mal.
‘Nadie desconoce la historia de Santa Bárbara’, afirma Omaira, quien lleva casi cuatro años liderando la causa como presidenta de la Junta de Acción Comunal. Su legado familiar, sus abuelos, la inspiraron a forjar un liderazgo que, aunque desafiante, significaba el paso de los años de un Santa Bárbara sumido en el olvido. Este era uno de los sitios más peligrosos de Sogamoso. Se albergaban habitantes de calle y expendedores de alucinógenos. Sin embargo, cansados de esa historia de delincuencia, la comunidad decidió unirse y comenzar a trabajar.
A través de frentes de seguridad, el barrio comienza a tomar el control. Un proceso que tardó cinco meses, en noches en las que, con una gorra y de compañera la Virgen de Santa Bárbara, se enfrentaban a redes de microtráfico y a habitantes de calle. Tal vez fueron los antepasados quienes dieron el empujón necesario. A una tarea ardua que ni las autoridades en su momento lograron desmantelar. Desde las 9:00 p.m. hasta la 1:00 a.m., los residentes consiguieron recuperar su territorio.
Cuando el poder de un barrio decide alzar su voz para resignificar su identidad en Sogamoso, la Policía se une a la causa. Más tarde, el batallón se suma al esfuerzo, porque en la cima más alta de Santa Bárbara se erige el templo que alberga a su patrona, la Virgen.
Durante esa etapa de reconstrucción, las amenazas verbales contra varios de los líderes del proceso fueron implacables, aunque no lograron desalentarnos. Como dice Omaira con una mezcla de gratitud y firmeza: «Gracias a Dios y a la Virgen de Santa Bárbara, a mi madre; que me acompaña permanentemente, a los compañeros de la junta de acción comunal; los que ya no están y a los nuevos integrantes, hoy podemos contar esta historia». Esta lucha incansable buscaba mantener a Santa Bárbara, el patrimonio cultural de Sogamoso, lejos de la oscura sombra del vicio. «Aquí ya no hay ollas; nosotros gestionamos las cosas», afirma la líder mientras entrelaza sus manos en un gesto de esperanza.
«Contamos con una alarma comunitaria, que ha sido de gran ayuda, especialmente en lo que respecta al mirador. No falta el joven que llega por la noche a consumir marihuana, así que activamos las alarmas, llamamos a la policía y tenemos un sistema de cámaras», explica. La alarma, a veces, parece hablar por sí misma, resonando como la voz de un ancestro.
A finales de 2018 y principios de 2019, comienza una batalla por el territorio entre colombianos y extranjeros en la venta de alucinógenos. En la oscuridad y en cambuches improvisados, los habitantes de calle invaden el área, algo así como un concierto que visibiliza una problemática social. Estos hombres también se integraban al paisaje, viviendo en la penumbra de una vida despreocupada.
«Se albergaban unos 30 indigentes», expresa Omaira, cuya inmensa alegría por la recuperación de la zona es tan contagiosa que hasta las aves parecen engrandecer el lugar con el tono de sus cantos. Como el ave fénix que ella menciona, la transformación está en marcha. «Este proceso, que comenzó en 2019, lo denominamos ‘Santa Bárbara Renace’ porque somos admiradores del ave fénix. No sé si sea una mitología, pero el ave fénix era la más hermosa, y la envidia, los problemas la llevan a ser quemada. Sin embargo, ella, en toda su belleza, vuelve a renacer, surgiendo de las cenizas. Por eso comparamos a Santa Bárbara con el renacer del ave fénix.»
La comunidad de Santa Bárbara crea los frentes de seguridad “Les hicimos tres advertencias a los que estaban ahí. Salimos con gorras, armados de valor para defender el territorio. ‘No entienden que aquí no se queda nadie’ Les decíamos. Nos plantamos en una esquina preguntando: ‘¿Quién es usted? ¿A dónde va? Aquí no hay más vicio, así que devuélvase.’ Esta fue una lucha que duró cinco meses; toda la noche, nos dividimos en cinco cuadras. Hubo personas del lado del mal, pero logramos liderar un buen proceso.”
La policía ha desempeñado un papel crucial, implementando un programa denominado «El Trinomio», en el cual todos colaboran en la seguridad. Con el respaldo de la Administración Municipal, la Policía y la comunidad, Santa Bárbara ha sido reconocido como un microterritorio; en Sogamoso, solo hay dos zonas que cuentan con este tipo de programa, siendo el barrio El Recreo otro beneficiario. «Cuando los necesitamos, la policía llega rápidamente», afirma Omaira, mientras recuerda un incidente que le provoca una sonrisa llena de satisfacción.
Recuerda cómo un mayor, sorprendido por la capacidad reconstructora de la comunidad, se mostró asombrado. “Un mayor de la policía, que había sido intendente durante muchos años en Santa Bárbara, pidió un informe sobre los barrios más peligrosos de Sogamoso. En su imaginario, sabía que Santa Bárbara lideraba el listado”, comenta Omaira entre risas. Sin embargo, el barrio no fue mencionado.
“‘Un momentico,’ dijo el mayor en ese momento. ‘¿Y Santa Bárbara?’ a lo que le respondieron: ‘Es el barrio que no da problemas; hoy es el más seguro’, relata Omaira. Recuerda que el mayor no salía de su asombro y exclamaba: “Tengo que ir y ver esto con mis propios ojos. ¿Acaso a mis policías los compraron o qué pasó?” Pasó que la determinación de una comunidad empeñada en cambiar el estigma pudo más que los delincuentes.
***
El padre Hipólito se ha convertido en otro protagonista del resurgimiento del barrio más antiguo de Sogamoso, quien que se conoce todo este barrio y cuya capilla, construida en 1873, había caído en un estado de ruinas, con techos deteriorados que deprimió a una población creyente. Omaira agradece al padre Hipólito y, al mismo tiempo, muestra en su celular la labor titánica que la misma comunidad dirige. Las imágenes que enseña, nos recuerdan que el espíritu solidario renace en tragedias ambientales o tiempos caóticos, En este caso particular, todos los pobladores—vecinos, abuelos, mujeres, madres y niños—se han unido en la reconstrucción de la iglesia. Ladrillos y materiales, que se divisaban en el cielo, llegaban de mano en mano, pero su templo hizo parte de otras restauraciones como la de las escaleras.
La restauración de la capilla está en un 60%. Además del trabajo bajo el sol, que a veces se acompaña de una cerveza o chicha para mitigar la sed, la respuesta en donaciones de materiales ha sido posible gracias a los eventos organizados por la propia comunidad y muchos sogamoseños. “Envío un agradecimiento a todos los involucrados por apoyar a nuestra comunidad», exclamó Omaira.
Haciendo una invitación, menciona que con el padre Luis Hipólito, todos los domingos a las 11:00 a.m. se celebra la eucaristía. Después de la misa, los visitantes pueden disfrutar de platos gastronómicos ofrecidos por algunos miembros de la comunidad.
Santa Bárbara RENACE
Parte de los aportes del renacimiento de Santa Bárbara es el fortalecimiento de la economía local. Como parte de esta etapa, se está ayudando a mujeres que, desde sus ventanas, observaban el horror social que asolaba el barrio. Ellas deseaban superar la maldición que había impedido que el barrio regresará a sus raíces. Sentadas y mirando hacia Sogamoso, el problema social retumbaba en sus miradas.
“Observaba a esas señoras que saben preparar platos típicos que no se encuentran en cualquier restaurante y pensaba: ‘Se están desperdiciando.’ Algunas, por su edad, falta de estudios o falta de oportunidades laborales, esa era la puerta que queremos abrirles, el empleo,” explica Omaira. Asegura que estas mujeres están contentas y se empoderan de su sector. Además de mostrar sus productos, ahora tienen un motivo para participar activamente en el mercado desde los miércoles, eligiendo sus materiales y entregándoles de la mejor manera posible. Este es el motivo para mirar con orgullo cómo se genera seguridad, turismo y empleo.
Algunos de los alimentos ofrecidos incluyen fritanga, chicha hecha de puro maíz, postres, helados y amasijos, todos con un sabor inigualable que especialmente nos evoca a las abuelas y familias con sus tradiciones. Lo que nos transporta a lo hermoso y particular de la cotidianidad de vivir.
“Todo lo que hemos hecho se realiza empíricamente, como una prueba piloto para evaluar la respuesta de las personas a esta convocatoria semanal. Todos se van maravillados,” afirma Omaira. Asegura que esta prueba está empezando a dar grandes resultados, a los cuales también se ha sumado la solidaridad de la Cámara de Comercio de Sogamoso y el restaurante Juanca Punta de Anca.
“Hoy en día, la gente tiene bastante curiosidad por venir. Hay personas, especialmente de la tercera edad, llegan a este sector, dan un abrazo, agradecen y expresan que pensaban morir y nunca conocer la capilla, ni este lugar,” comenta Omaira. Mientras a lo lejos se percibe cómo la paz de Santa Bárbara nos envuelve, agradece profundamente a la comunidad, a la junta de acción comunal “por este rescate tan hermoso que se está realizando en nuestro sector.”
Buscando Proyectos prometedores
El Plan de Desarrollo de la actual administración incluye a Santa Bárbara en un proyecto para mejorar algunas fachadas. Omaira señala que están trabajando mancomunadamente para sacar adelante este proyecto, con el objetivo de convertir a Santa Bárbara en un referente turístico. “Entendemos que apenas están comenzando, como cuando uno llega a ordenar la casa, pero envío un saludo muy especial para continuar apoyando este proyecto», afirma la líder.
Señala que existe un pulmón verde, refiriéndose a los antiguos tanques de Coservicios, y como no se trata de política, Omaira sabe claramente que en Santa Bárbara hay tela de donde cortar, con lugares que pueden ser aprovechados para potenciar el turismo y utilizarse como vitrinas culturales.
Además, habla de la existencia de un “elefante blanco», término que usamos en nuestro país para referirnos a construcciones u obras abandonadas por el estado. En Santa Bárbara, hay un lote que ha estado en desuso desde el año 2000 y que, Omaira aprecia, es recuperable. “En 2019 le solicité a Infraestructura revisar la situación, y el concepto es que está en condiciones adecuadas. Aquí tenemos maestros de obra que afirman que es posible recuperarlo, la obra está adyacente a una concha,” explica.
Ya se había planteado a una anterior administración que se destine el primer piso para reuniones, una zona de deporte, una tarima artística y otros espacios para encuentros culturales. “Esos espacios deben ser recuperados, porque la delincuencia podría intentar regresar, y no podemos permitirlo», concluye.
Por el momento, Santa Bárbara está abierta a los turistas los domingos, a partir de las 11:00 a.m., coincidiendo con la misa. Las familias pueden disfrutar de platos típicos que es difícil encontrar en otras partes, preparados por las madres de la comunidad. Se destaca el tradicional plato de gallina, que, como describe Omaira, tiene una textura excelente y un sabor inigualable, realzado por el hecho de ser preparada en leña.
“La fritanga es deliciosa, y de vez en cuando se prepara una sopa que ya casi no se encuentra en Sogamoso: la sopa de ruyas o indios. También ofrecemos la deliciosa chicha de maíz, hecha de puro maíz, masato de arroz y maíz, parte de los platos típicos que se están recuperando,” agrega Omaira.
La comunidad ya está pensando en articularse para fomentar el turismo nocturno. “Porque hay una vista espectacular», agrega Omaira, quien también considera la posibilidad de reunirse con la Secretaría de Cultura. Ella recuerda con una gran sonrisa que, durante las fiestas de Sogamoso, el sector estaba tan lleno que “no cabía ni un alma,” al ritmo de danzas internacionales.
“Este tipo de eventos son los que necesitamos aquí. Este lugar estuvo mucho tiempo desperdiciado, y ahora hay gente que viene desde las afueras preguntando si se venden lotes. Es decir, ya se están interesando en el sector para invertir”.
La comunidad sabe que están en proceso de lograr un objetivo ambicioso: convertir Santa Bárbara en un destino atractivo. Y yo sin exagerar, pensaba en un lugar emblemático de Francia como el mirador de la basílica, un espacio donde se puedan compartir diversos tipos de arte. Por eso, tienen claro que el turismo que desean promover se dividirá en cuatro fases.
“Queremos ofrecer cuatro tipos de turismo. El primero, es el turismo religioso; centrado en nuestra capilla. El segundo, es el turismo contemplativo; relacionado con la obra del mirador. El tercero, es el turismo deportivo; para que los atletas suban corriendo por las escaleras. Y el cuarto, que está generando bastante impacto; el turismo gastronómico, gracias a nuestras comidas. Queremos decirles a las personas que suban tranquilas, porque aquí encontrarán una Santa Bárbara unida y, por ende, segura,” explica Omaira.
A Santa Bárbara se puede acceder por cinco entradas, ya arregladas según la líder. Hasta el momento se han realizado cuatro mantenimientos en varias de las escaleras. “Tenemos cinco entradas. Las escaleras de la calle 11, las más transitadas, que van desde el Bambi hacia arriba, cuentan con la posibilidad de visibilizar el arte como transformador. Y es que varios artistas sogamoseños también se han unido inmortalizando sus obras. “Agradecemos al maestro Edgar Díaz que siempre ha apoyado a nuestro sector, así como a Fucha Colectivo y Las Sanas”.
Las escaleras de la calle 12, que van desde el Teatro Sogamoso hacia arriba, también han sido restauradas. Las de la calle 13, que van desde el Colegio San Martín de Tours hacia arriba; tienen una historia en cada rincón que se revela mientras subes,” detalla Omaira.
«También está la de la Carrera Séptima; a estas les hace falta un tramo desde Movistar hacia arriba. Hemos estado trabajando en la reparación de vías y la recuperación de espacios. Todo esto ha sido posible gracias a la unión de la comunidad; sin su colaboración, no podríamos sacar adelante estos proyectos.”
Las personas que visitan Santa Bárbara cada ocho días quedan maravilladas. “Todos se van impresionados porque no conocían el lugar. Incluso hay mucha gente que ni siquiera sabe de la existencia de Santa Bárbara”. La líder asegura que, a pesar del trabajo realizado, la comunidad no se conforma y desean seguir avanzando, Omaira tiene la plena convicción de lograr formar a los más jóvenes del barrio como futuros líderes.
***
Santa Bárbara se está transformando en un ejemplo de renovación comunitaria, donde cada rincón cuenta una historia de esfuerzo y esperanza. La visión de Omaira, la junta de acción comunal y en general el compromiso de sus habitantes no solo están revitalizando un barrio histórico, sino también creando un espacio acogedor y vibrante para visitantes y residentes.
Desde Boyacá Visible, destacamos esta labor como un claro ejemplo de perseverancia y alentamos a los habitantes de Santa Bárbara a seguir trabajando con dedicación. Estamos seguros que renacen gracias a su esfuerzo constante. Los invitamos a nunca rendirse.