LA SALUD DE LOS HUMILDES

Por Lizardo Figueroa
El anuncio de la «resurrección» de las instalaciones de la que fuera Clínica Julio Sandoval Medina de Sogamoso, marca un hito en el devenir actual de la ciudad.
Acostumbrados a ver cómo tantos servicios, dependencias, organismos, entidades, empresas, etc. del Estado, que otrora fueron modelo de servicio social y desarrollo, fueron desapareciendo por decreto para convertirse en ruinosos edificios, abandonados y testigos mudos de tiempos mejores, condenados al olvido.
La nostalgia asoma cuando patéticamente vemos, por ejemplo, las estaciones del tren colombiano, que fuera literalmente el motor de la economía y el progreso. Los gremios ganadero, comercial, cafetero e industrial tuvieron sus bancos. El sector trabajador se sirvió del Instituto Colombiano de Seguros Sociales, justo del que fuera la clínica aludida, que cobra especial relevancia habilitando su edificio cedido al Municipio, para el servicio de la gente del común, de los humildes de las barriadas y veredas que acudimos a los hospitales públicos buscando alivio a nuestros dolores y enfermedades.
Los pudientes, los políticos de las altas esferas, los burócratas de los círculos de poder, probablemente muchos de ellos no están afiliados a EPS; tienen sus servicios médicos y hospitalarios privados de élite; no saben qué es madrugar a hacer fila desde la madrugada para pedir una cita incierta, esperar atados a un frasco de suero, sobre una camilla, en el frío corredor de un pasillo, recibir medicamentos genéricos que jamás son completos, llegar a urgencias con la cabeza debajo del brazo para demostrar que se necesita ser atendido, en fin.
De manera que siempre será de buen recibo todo lo que redunde en la salud y bienestar del grueso de la población sin pergaminos, noble, sencilla y buena que también se enferma y sufre.
Es triste registrar cómo muchos puestos de salud de municipios y corregimientos carecen de la más mínima logística para atender casos de urgencias.
En la era de las Entidades Prestadoras de salud (EPS) y de las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) siempre fueron los hospitales del Estado los últimos en recibir los aportes o pagos por sus servicios, condenando a tantos pacientes de la base de la pirámide social a sus padecimientos por las precariedades y los eternos incumplimientos de las cuestionadas empresas que manejan el dolor humano.
Resulta increíble que la salud de los colombianos más vulnerables, que es otro enfermo terminal, continúe en agonía, merced a los intereses y mezquindades de quienes, precisamente, no se sirven de ella.
Bienvenida nuevamente la clínica, ahora propiedad del municipio, con el programa Salud Sogamoso.
Colofón: Algún destino se esperaría para la otra sede del antiguo ICSS en la carrera 13 calle 11 y para la Clínica que fuera en la carrera 14 en el sur, excelentes edificios que, remodelados, pudieran cumplir alguna función administrativa u hospitalaria.