Bogotá enfrenta temporada seca: llamado al ahorro de agua
Desde hoy hasta el 6 de enero, Bogotá no sufrirá racionamiento de agua, pero la situación de los embalses sigue siendo preocupante. Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), el sistema Chingaza ha reducido su capacidad al 48,22%, con un volumen actual de 3,330 millones de metros cúbicos.
Alfred Ballesteros, director de la CAR Cundinamarca, destacó que la temporada seca comenzó en diciembre y podría extenderse hasta marzo, según las proyecciones del IDEAM.
“El mes de noviembre fue de lluvias que permitieron una recuperación parcial de los embalses, pero con la llegada de diciembre, las precipitaciones cesaron. Ahora estamos en una temporada seca durante la cual solo extraemos agua de los embalses. Esto agrava la tendencia descendente de los niveles”, explicó Ballesteros.
La CAR ha instado a los ciudadanos a mantener prácticas de consumo responsable, a pesar del levantamiento del racionamiento. Según el IDEAM, las lluvias podrían regresar en marzo, lo que prolongaría la presión sobre los recursos hídricos en Bogotá y sus alrededores.
“El llamado es a continuar con los buenos hábitos de ahorro y cuidado del agua. Aunque no habrá racionamiento, debemos actuar con responsabilidad para garantizar que el recurso hídrico esté disponible hasta que llegue la temporada de lluvias”, agregó Ballesteros.
El director de la CAR también destacó la importancia de extender estas medidas de ahorro a los lugares donde los capitalinos pasen sus vacaciones.
“No podemos trasladar el problema de desabastecimiento. Es crucial que llevemos los hábitos de ahorro de agua a cualquier destino del territorio nacional, ya que esta situación afecta a gran parte del país”, puntualizó.
Mientras el nivel de los embalses no se recupere, la invitación de las autoridades es a evitar el desperdicio de agua. Desde el uso moderado en actividades diarias hasta el aprovechamiento de agua reciclada para tareas como la limpieza, cada acción cuenta.
El panorama para los próximos meses exige un compromiso colectivo para cuidar este recurso vital mientras la ciudad espera el retorno de las lluvias.
