CONTIGO HASTA LA TUMBA

Por Rafael Antonio Mejía Afanador
Acostumbraba antaño a compartir con mi buen amigo Jorgito Avella –hermano del recordado Próspero– profesor de matemáticas de esos duros, tesos, que enseñaban no sólo con el tablero sino también con las actitudes. Dueño él de dichos y refranes con los que aún hoy lo identifica gran cantidad de ex alumnos, la mayoría de nuestro vecino municipio carbonero de Tópaga. Uno de esos sabios dichos lo profería cuando alguien iba por un camino, o mejor, despeñadero abajo: “Uno va con los amigos hasta la tumba… pero no se entierra con ellos.”
Así está pasando con el presidente Petro, quien parece no escuchar las voces que lo alertan sobre algunas amistades peligrosas que lo están llevando al despeñadero. O sea, Sarabia y Benedetti, que NO HAN SIDO precisamente de la entraña progresista, sino que provienen del correctísimo, decentísimo y prístino Partido de la U, ambos.
Es prácticamente imposible que todas las veces cace el tigre, de hecho, el porcentaje de éxito de este gran felino está entre el 5 y el 20%. O sea que de 100 veces que el tigre sale a cazar, sólo consigue entre 5 y 20 presas. Pero resulta que ¡Petro sí caza en todas! Eso es, como dice José Manuel Medina, de no-te-lo pue-do-cre-er. Las que no gana las empata.
Escribí hace unos días acerca del efecto Dunning – Kruger. No es que esté dudando de la inteligencia del presidente, peeeero. Cuando uno escucha sólo lo que quiere escuchar y se rodea de un par de áulicos que nos dicen, cada uno por una oreja, precisamente lo que queremos escuchar, la catástrofe está cerca. Le convendría al presidente hacer lo de algunos emperadores romanos como Julio César o Marco Aurelio, que tenían un esclavo que les decía constantemente al oído: recuerda que eres sólo un hombre.
Llover sobre mojado no tiene ningún sentido, pero es bueno recordar que, desde un comienzo, como decía Hebert Castro, se le dijo, se le advirtió, se le aconsejó, que la amistad con el señor Benedetti era un arma de doble filo. Lula se lo advirtió: no se debe meter gente del establecimiento en un proyecto progresista porque desde adentro le pueden hacer daño. Juzguen ustedes. Creo que la inteligencia del presidente hace innecesario que se lo expliquemos con plastilina. Sinceramente pienso que ese par de personajes le están haciendo el traje nuevo al emperador. (Como sé que por acá hay más de un curioso, les dejo el enlace del cuento: el-traje-nuevo-del-emperador/)
Con la señora Sarabia, aunque diferente, se siente en el ambiente esa sensación de que se está convirtiendo en una piedra en el zapato. Para todos menos para el presidente, que la defendió en el consejo de ministros de manera muy sentida, pero cuyo flojo discurso parecía elucubrado por la reina aquella del “hombre con hombre, mujer con mujer…” La dama puede estar mejor preparada que una lechona de El pijao, hablar 20 idiomas y tener más cartones que una lotería infantil, pero creo que no era el momento de equipararla con Alfredo Vásquez Carrizosa, Augusto Ramírez Ocampo o Guillermo Fernández de Soto. Algunos dirán, ¡godazos puros! ¡representantes de la más rancia oligarquía! Listo, vale, ¿pero es que en el gobierno no existen sino estos dos personajes? La señorita Laura ha tenido en este gobierno más puestos que una buseta, pero a pesar de ser tan inteligente no sabemos aún cuál es su ‘gracia’.
¿Qué tendrá este par de personajes para merecer tanta consideración por parte del presidente? ¿Se acuerdan del cuento del dentista y del “hagámonos pasito”?
Cuando alguien decente se convierte en una incomodidad y, como en este caso, moja prensa de manera no muy positiva, debería, por el bien del proyecto, dar un paso al costado; el presidente debería seriamente considerar que uno con los amigos va hasta la tumba, pero no se entierra con ellos. Yo también, señor Presidente: contigo hasta la tumba, pero…
ADDENDA: ¿Cómo les parece la pequeña comparación según la cual ‘el loco’ Armando Benedetti es el Jaime Bateman 2.0? ¿Qué tal?