Cultura

La Mentalidad Emprendedora

La era industrial, en donde la mayoría éramos empleados, dio paso a una nueva era donde predominan los profesionales autónomos, freelancers y emprendedores. En este contexto, adoptar una mentalidad emprendedora se convierte en la salida profesional más viable.

Ahora, la compensación económica se vincula a la capacidad de aportar valor, generar riqueza y obtener resultados. Cultivar una actitud emprendedora, incluso trabajando como empleado, implica combinar habilidades y pasiones. El objetivo ya no es solo ganar dinero pues los ingresos crecen a medida que se aumenta el valor ofrecido a la sociedad. Esta perspectiva nos sumerge en un círculo virtuoso donde la generosidad auténtica se convierte en la raíz de la verdadera abundancia.

Gracias a las tecnologías de la información, contamos con herramientas digitales que facilitan aportar valor sin intermediarios. Iniciar proyectos propios es más accesible que nunca, y el mercado laboral, impulsado por el comercio digital, se vuelve cada vez más global.

Adoptar una mentalidad emprendedora implica superar el miedo a la incertidumbre financiera y dar el salto al vacío. Este enfoque nos libera de la dependencia financiera y nos lleva a trabajar para nosotros mismos, comprendiendo que la seguridad ilusoria ha desaparecido. La verdadera abundancia nace de la generosidad genuina, donde el enfoque se desplaza de nosotros mismos hacia el servicio que ofrecemos a los demás.

La travesía emprendedora puede adoptar diversas formas, desde emprender dentro de empresas existentes hasta convertirse en freelance o fundar nuevas empresas. En última instancia, se trata de reconectar con nuestra esencia y comprender el fruto que podemos ofrecer al mundo, forjando un camino profesional que trascienda las limitaciones del pasado.

(Artículo basado en el libro “Que harías si no tuvieras miedo” de Borja Vilaseca)

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