La librería de la once en sus 50 años
Sobre la emblemática carrera 11 de la Ciudad del Sol se abrió, hace 50 años, la famosa Cigarrería de la Once, en la que se ofrecían víveres, golosinas y por supuesto cigarrillos. Pero el gusto por la lectura de don Álvaro Octavio Calixto Ballesteros, su propietario, quiso acompañar su almacén con unos libros y le recomendó a un amigo que le trajera la novela Papillon, del francés Henri Charrière, que estaba recién publicada y si le daban descuento le trajera unos 10 ejemplares, “los exhibí en vitrina y se vendieron muy rápido”, cuenta don Álvaro.
Entonces empezó a ofrecer revistas, periódicos y como todo se vendía, tomó la decisión de irse para Bogotá a la Librería Mundial, comprar más libros y cambiar el negocio de los víveres por la venta de libros, pero también cambiarle el nombre de cigarrería por ‘Librería de la Once’. Comenzó a traer libros conocidos, como varios ejemplares de Las guerrillas del Llano del sogamoseño Eduardo Franco Izasa, que se vendieron como “como pan caliente”, novelas como La Vorágine, Siervo sin tierra, Cien años de soledad entre otras; “Me contacté con la distribuidora Peñaloza y con la Editorial Planeta de la cual soy el cliente número 73”, dice para destacar la confianza que, a lo largo de este tiempo, le han concedido las editoriales.
Fue para el mes de diciembre de hace 50 años cuando nació su librería, uno de los pocos negocio de libros que aún persisten en la ciudad de Sogamoso.
La Librería de la Once es atendida por don Álvaro con su esposa, dos ayudantes más y su nieta de 15 años, aficionada a la lectura, “quien los acompaña en vacaciones y en ocasiones orienta a los clientes y les recomienda libros”.
Cuenta su propietario que algunos clientes se equivocan de título cuando y piden El coronel no tiene quien lo escriba, o por el General en su laberinto, “hay un libro que se llama Juventud en éxtasis y lo preguntan por Juventud en sintaxis, en vez del Periquillo Sarmiento, piden el Periquillo con sarna. Muchas veces con una palabra debemos adivinar el título del libro”, indica.
Desde que se inició la librería permanece en el mismo lugar, a don Álvaro no le ha asustado el internet o las tecnologías; manifiesta que los mismos clientes le confirman que no es el mismo placer abrir un libro y olerlo, que leerlo en una pantalla. La pandemia le sirvió para que sus lectores se dieran cuenta de que en la librería existían suficientes más títulos de los que creían, actualmente cuenta con más de 5.000 títulos nuevos y se pueden solicitar por encargo.
Según su experiencia, don Álvaro afirma que los lectores se inclinan más por los autores que por el género de lectura, pone como ejemplo a Laura Restrepo, Héctor Abad Faciolince y Vargas Llosa, entre otros. También muchos de ellos le dan preferencia a los libros que han servido como tema de películas y manifiestan que prefieren el libro a la película o la pantalla.
Es agente del diario La República, en la Librería de la Once se pueden pautar avisos legales como edictos y aun ofrece golosinas, cigarrillos y algunos víveres, como cuando comenzó. No tiene un promedio exacto de cuantos libros vende a diario, pero indica que hay meses que en el día se venden dos o tres libros; pero hay meses que ha logrado vender hasta siete o 10 libros por día. Asegura que es un excelente obsequio para navidad, los precios oscilan entre cuentos de formato pequeño de mil pesos hasta un diccionario que sobre pasa los $400 mil pesos.
El fundador de tradicional Librería de la once, sogamoseño nato, “los libros son mi vida, no pienso terminar mi librería, como nunca cotice para pensión, debo quedarme hasta que un hijo o hija tome las riendas de este negocio”.