Los pájaros tirándole a las escopetas

Por Alberto Parra Soto

Preocupan las amenazas recientes, dadas en Sogamoso por el ridículo y flamante candidato a la gobernación Amayaso, quien públicamente con una desfachatez de orangután, nos amenazó de que, si no votamos por él debemos atenernos a las consecuencias de represalias y condenas presupuestales, si el elegido como alcalde de nuestra ciudad, es contrario a su voluntad y a su designio como supuesto ganador a la gobernación y que anticipadamente, él supone alegremente signada o decretada sobre su testa.

Desde por lo menos los años cincuenta del siglo pasado, los sogamoseños no habíamos sido amenazados con tanta alevosía; basta recordar por aquellas calendas, cuando sacamos corriendo al cura Larrañaga por condenarnos al fuego eterno por nuestras creencias políticas liberales.

Pareciera que la falange chulavita reencarnada en cabeza de este candidato, pretendiera llenarnos de temor y angustia para que, a la fuerza, vayamos a votar por uno que a él ya ha elegido y que le satisface como buen peón para regir los destinos de nuestra ciudad.

Semejante despropósito dictatorial es contrario a nuestra idiosincrasia voluntariosa liberal de llevarle la contraria siempre a los que pretenden violentar nuestros derechos; pues no señor, nosotros no vamos a votar por usted, ni por el hijo del tal Pedro «Tapas» sino, por los contrarios suyos y los del politiquero Tapas.

La suerte está echada para Sogamoso y para Boyacá; si ganan estos artífices del clientelismo electorero y de la empresa política, para Boyacá no habrá futuro, dígase lo que se diga y el horizonte de los próximos años será oscuro y de auspicios más que dolorosos.

Todavía tenemos tiempo para evitar que esto suceda, debemos votar eso sí por todos aquellos que les son contrarios a sus maquinaciones, que no se disfrazar en cada elección con nuevos ropajes de nuevos partidos y que los avalan por el sólo interés politiquero clientelista pero que, carecen de principios éticos y morales para respetar la voluntad libre del ciudadano.

Por otra parte, el candidato de marras a la gobernación, con claro propósito de ocultar la paternidad política que le cabe en la elección de hace cuatro años del nefasto alcalde de Sogamoso, Rigoberto Alfonso. En las declaraciones que dio públicamente, pretendió desligarse de su directa responsabilidad que le compete como mentor de este pésimo administrador de la ciudad, que va a dejar la ciudad y la administración en un descalabro económico y financiero nunca antes visto. Descalificó y criticó al alcalde con el claro propósito de pescar en río revuelto y ganarse algunos votos de electores despistados –que no deben ser muchos— pues, su derrota en la ciudad está pronosticada y según creemos, será total como una clara demostración de rechazo por sus prácticas politiqueras beneficiosas en lo personal.           

Tenemos que cambiar al país y para lograrlo debemos deshacernos de estas rémoras que impiden la construcción de una verdadera democracia en Colombia.

Que así sea para bien de todos nuestros conciudadanos y compatriotas de nuestra patria chica, el Sogamoso de nuestros mayores.

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