Opinion

URIBE CULPABLE, SU RECUA MARCHA

Difícil opinar de un tema tan machacado durante la semana y no caer en los lugares comunes. Sin embargo, quizás lo importante ahora ya no es lo que pasó sino lo que viene, porque Uribe fue condenado por sobornar testigos y ser el determinador de fraude procesal, ahora veamos por qué sobornó y en qué consistió el fraude.

En 2012 el senador Iván Cepeda realizó un debate en el que acusó a Álvaro Uribe Vélez, senador también por el Centro Democrático, de tener vínculos con el paramilitarismo, para lo cual contó con testimonios de algunos integrantes de ese tipo de organizaciones entre quienes se encontraba Juan Guillermo Monsalve, uno de sus ex integrantes, quien declaró que detrás de la creación del Bloque Metro  de las autodefensas, nombre eufemístico que el Ejército le puso a esas bandas de asesinos, estaban Álvaro y su hermano Santiago Uribe Vélez.

Uribe del debate, salió indignado hacia la Corte Suprema, consciente que lo enfocaban las cámaras, para radicar una denuncia contra Iván Cepeda por haber supuestamente manipulado testigos en su contra. Este punto es muy importante porque muchos creen que esta es una venganza del presidente Petro el omniculpable.

La Corte comenzó a investigar de manera discreta, no hubo mayores aspavientos hasta que en 2018 emitió un fallo mediante el cual exoneró de los cargos al Senador Cepeda y lo más importante fue que abrió un proceso contra el propio Uribe Vélez precisamente por los mismos delitos de los que éste acusó a su oponente.

Estos son los antecedentes del maremágnum en el que se metió Uribe, y nadie más que él, cuando se sentía el hombre más poderoso de Colombia obnubilado por la pleitesía de los lagartos y lo que los medios lambones bautizaron con el nombre de teflón, que no era más que la sensación que se sentía en la sociedad de que a pesar de los escándalos y las acusaciones en su contra, que salían a relucir casi a diario, al tipo nada le pasaba, pero cuando las cosas cambiaron sí le pasó.

Entonces las implicaciones del fallo proferido el pasado 28 de julio van mucho más allá de una condena en primera instancia por soborno de testigos y fraude procesal, porque si lo que dijeron los testigos y sobre todo Juan Guillermo Monsalve, resultó cierto según la juez, entonces en la finca Guacharacas, propiedad de los Uribe Vélez para la época de los hechos, se formó y entrenó un grupo de paramilitares, conocido como Los Doce Apóstoles, encabezados, digo yo, por el apóstol Santiago. 

Dicho de otra manera, este no es el final de un proceso en el que se metió el mismo condenado sino que podría marcar el comienzo de otro mucho más delicado porque ya el delito no es sobornar testigos sino la comisión de masacres, torturas, asesinatos y desapariciones por parte de un grupo criminal que contó, no sólo con la anuencia sino con el patrocinio y el beneplácito de altos funcionarios del Estado, entre ellos el principal sería Álvaro Uribe Vélez.

Desde luego, no es seguro que los otros despachos donde han reposado las denuncias contra Uribe, se sientan presionados a avanzar en las investigaciones para llegar a la verdad sobre el papel de determinador que se le atribuye al expresidente. No obstante, el fallo que acaba de proferir la juez Heredia sí pone a un sector de la opinión a preguntarse por qué los demás procesos no avanzan y la presión social puede obligar a mover y desempolvar los prontuarios que deben ser bastante voluminosos.

En cambio, la caterva del bochinche convocó a una marcha de respaldo al convicto, que para muchos incautos significa proclamar la inocencia de un sujeto ya vencido en juicio. Si no se entiende esto, estamos ad portas de la ley de la selva porque si un fallo no nos gusta, sencillo, se convoca una marcha que desconozca la actuación de los jueces. Peligrosísimo precedente que lleva a Colombia a la antesala del fascismo. En 1933 Hitler convocó a las hordas llamadas Camisas Negras, SA o Sturmabteilung y mediante la fuerza impusieron al Fürer como canciller ¿es eso lo que queremos?

Por ahora, sólo hay que esperar el fallo de segunda instancia sin revanchismos, pero sí se puede ir respondiendo la ubicua pregunta de los fanáticos uribistas según la cual la inocencia de su líder estaría probada porque a pesar de que se le acusa de tantos delitos, nunca se le había condenado. Pues ahí tienen y vuelvan porque puede haber más, mucho más.

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