EL CABO DE LA DISCORDIA
Las relaciones entre las Repúblicas Argentina y la Bolivariana de Venezuela se están calentando en esta época de relax para el resto del mundo, el cristiano por lo menos. Y todo porque a un cabo primero se le ocurrió venir a Colombia y cruzar la frontera por el Puente Internacional Francisco de Paula Santander,
En efecto, Nahuel Agustín Gallo, un fanático militante de Propiedad, Dios, Patria y Familia, cuyo solo nombre produce escalofríos porque evoca esa ultragoda y tenebrosa organización denominada por estos lares Tradición, Familia y Propiedad, al parecer andaba en malos pasos porque en cuanto se supo de su detetención, saltaron las alarmas y el Gobierno Argentino protestó airádamente en tono amenazante. Quiere decir esto que el golpe les dolió y que detrás de una inocente visita familiar aparente se esconden otras intenciones. Un plan terrorista según Diosdado Cabello, Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela.
Ya las relaciones binacionales estaban bastante tensas desde cuando seis opositores, colaboradores de Ana Corina Machado, se refugiaron en la embajada de los gauchos en Caracas y el Gobierno Venezolano condiciona su salida a cambio de que Argentina libere a una persona cercana al chavismo y Ecuador le otorgue un salvoconducto a Jorge Glas, ex vicepresidente de Rafael Correa. La vaina no pinta nada bien, porque ahora se suma el asunto de mi cabo Gallo.
Aquí se pone a prueba una política de alto turmequé, toda vez que involucra a un tercer país que en teoría nada tiene que ver con el cabo de la gendarmería argentina, pero en Venezuela saben que por aquello de la solidaridad de cuerpo, el asunto se podrá arreglar para lo cual Colombia trabaja intensamente en su cancillería para facilitar el intercambio de rehenes.
De nada servirán las bravuconadas de Milei, dado que los venezolanos están acostumbrados a otras peores y el gran interrogante que surge es, de ser cierta la versión del ministro Cabello, cuál era el plan terrorista que iba a ejecutar el cabo Gallo.
Que el Gobierno Venezolano es una dictadura, es cierto, pero ni mejor ni peor que las que han padecido otros países entre ellos Colombia, donde se asesina impunemente a opositores políticos, se controla el poder judicial a intereses privados, se protege a delincuentes si esto contribuye a un sujeto poderoso y donde se declara inocente a un criminal pese al abultado arsenal probatorio en su contra. De manera que antes de emitir juicios sobre el tipo de gobierno del vecino, bien nos vendría un auto examen de conciencia, que nos mostraría nuestras miserias. En corto, que sea una dictadura no quiere decir que los demás países tengan derecho a inmiscuirse en sus asuntos y decirles cómo deben comportarse.
Entonces, ¿Qué hacía un agente extranjero, de un país gobernado por la extrema derecha, en otro situado en el extremo opuesto desde el punto de vista ideológico? El tono usado por el gobierno de Milei no ayuda para nada y lo único que logra es radicalizar la posición venezolana. Liberen al gendarme o aténganse a las consecuencias, fueron las palabras usadas por el Gobierno Argentino, sin especificar a qué se refería. El asunto requiere seguimiento y el desenlace será político. Ya veremos.
Por Manuel Álvaro Ramírez R. Magíster en Economía
Universidad de los Andes