EL CAMINO DE SANTIAGO

Por: Manuel Álvaro Ramírez R.
No, no vamos a hablar de ese tour que se promociona insistentemente en las redes sociales y que invita a los creyentes a recorrer la ruta que supuestamente hizo el apóstol hasta la ciudad española que lleva su nombre, Santiago de Compostela. De lo que se trata es del tortuoso camino que ha recorrido un tocayo nacido en estas tierras, sindicado desde hace décadas y ahora condenado por la justicia por homicidio agravado, concierto para delinquir y delitos de lesa humanidad.
A Santiago Uribe Vélez, el Tribunal Superior de Antioquia “lo condenó a 28 años y tres meses de prisión. El fallo es por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir, por su participación en la conformación del grupo paramilitar “Los 12 Apóstoles” y por el crimen de un conductor de bus” (El Espectador, 25-11-2025). El prontuario criminal de Santiago, el malo, arranca con la conformación de un grupo paramilitar inicialmente conocido como Autodefensas del Norte Lechero, desmantelado y luego mutó a otro denominado “Los doce apóstoles”, cuyo origen del nombre está magistralmente contado por Gonzalo Guillén en un artículo que lleva por título “El cura de las dos biblias”, al cual se puede acceder en este vínculo. https://www.lanuevaprensa.com.co/component/k2/el-cura-de-las-dos-biblias
Al grupo paramilitar se le acusa del asesinato de 533 personas y la actuación de Santiago Uribe es una muestra de cómo se delinque cuando se cuenta con el respaldo del poder económico y político. El criminal actúa a sus anchas para exhibir su capacidad de hacer daño y generar temor entre la población de manera que quien pretenda contradecir su voluntad se enfrenta a una retaliación que usualmente termina en la ejecución de la víctima.
Pero además, pone de manifiesto en manos de quien ha estado este martirizado país. Ya no se trata de una conjetura con presuntos delincuentes, es una decisión de segunda instancia que señala a Santiago Uribe Vélez como asesino y organizador de grupos paramilitares, que actuó primero bajo la protección del entonces gobernador de Antioquia, su hermano Alvaro, quien posteriormente se convirtió en presidente e hizo todo lo posible para eternizarse en el poder, de no ser porque la Corte Constitucional impidió una nueva reelección.
Este acontecimiento judicial muestra no sólo que todavía en la justicia se logran filtrar funcionarios probos, honestos y valientes, combinación bastante difícil de encontrar sino que permite develar el funcionamiento real de la política en manos de la extrema derecha, sintetizado magistralmente en frases como ‘Plomo es lo que hay y plomo es lo que viene’, ‘Usted sobra’ o ‘En mí tendrán un enemigo acérrimo que hará todo lo posible por destriparlos como corresponde’ para sólo mencionar algunas relevantes, no es un error de personajes lenguaraces, es la expresión comprimida de un sector de la sociedad que no se resigna a quedar por fuera del manejo del Estado, que consideran un feudo familiar adscrito a un selecto grupo, selecto en cuanto al dinero, pero caracterizado por la ausencia de escrúpulos a la hora de usar el terror para tratar con las personas a quienes consideran inferiores o peor, a quien amenace con reducir sus privilegios.
En una de las entrevistas que se han logrado obtener del mayor en retiro Juan Carlos Meneses, quien fuera comandante de la Policía en Yarumal, Antioquia, cuando el grupo paramilitar actuaba a sus anchas en ese municipio y quien acusó directamente a Santiago Uribe, se le nota con mucho miedo y le pide a éste que no lo dejen solo y que le cumplan con algo que le habían prometido.
Clausewitz había explicado la guerra como la continuación de la política por medios violentos, de manera que las actuaciones del hermano del Gobernador y luego Presidente, no son una excepción cuando se trata del ejercicio del poder en manos del fascismo. Adicionalmente, esos relatos históricos mediante los cuales se nos cuentan las maldades de Nerón, Hitler, Franco, Leonidas Trujillo, Pinochet o Stalin entre muchos otros, son la prueba de que si la sociedad lo permite, la clase dominante actúa en forma despiadada y los objetivos siempre son los mismos: someter a la sociedad entera sin pararse en pelos a la hora de aplicar la violencia, saquear el Estado y utilizar los poderes públicos para actuar en la más completan impunidad. Finalmente como Colombia se encuentra en época preelectoral, la sentencia sirve para ilustrar las alternativas que pocas veces aparecen tan nítidas: O los colombianos decidimos enterrar el oprobioso pasado encarnado en el uribismo y elegir la continuación de un gobierno del Cambio o volvemos a los ‘falsos positivos’ las masacres de campesinos y las embajadas entregadas para proteger a dueños de fincas con laboratorios de cocaína (caso Sanclemente) o como premio para asesinos de opositores incómodos (caso Salvador Arana). Las opciones están sobre la mesa.


