El turismo en la comuna 13 de Medellín: Entre resiliencia y ficción del narcotráfico
Recientemente, el medio de comunicación El Colombiano publicó un reportaje sobre el cambio del turismo en la comuna 13 de Medellín, un lugar que, hace doce años, comenzó a ganar fama por su mensaje de superación y resiliencia. Este cambio ha convertido a la comuna en uno de los principales destinos turísticos, tanto para extranjeros como para personas de otras ciudades colombianas. Sin embargo, en las calles de la comuna 13 se empieza a notar un fenómeno extraño: un actor primerizo que, curiosamente, representa al «Patrón del Mal». Este personaje parece haber comenzado a reemplazar el mensaje de superación que, en su momento, ayudó a poner la comuna 13 en el mapa turístico.
Los medios de comunicación internacionales pronto comenzaron a destacar lo «exótico» de la comuna 13, un barrio que antes estaba asociado con la pobreza, pero que, gracias al uso de medios mecánicos como el Metrocable, comenzó a ser considerado un lugar único. El Metrocable, inicialmente exclusivo de centros comerciales de alto nivel, rompió con la cotidianidad y se instaló en esta zona popular, lo que generó una avalancha de turistas interesados en explorar el lugar.
Además, el Grafitour permitió a los turistas recorrer la historia de la comuna a través de los murales pintados en sus paredes, que retrataban escenas de la violencia vivida en la época del narcotráfico. Pronto, la comuna 13 pasó a ser conocida no solo por su mensaje de resiliencia, sino también por su conexión con el pasado violento de Medellín.
A pesar de los esfuerzos por reivindicar el mensaje de esperanza y transformación en la comuna, el turismo ha tomado un giro comercial y ha comenzado a resaltar aspectos relacionados con el narcotráfico. Hoy en día, turistas de todo el mundo llegan atraídos por la figura de Pablo Escobar y otros personajes del mundo del crimen que, aunque ficticios, siguen en la comuna 13.
La popularidad de las narcoseries, como El Patrón del Mal, ha contribuido a esta transformación. Un claro ejemplo es la figura de «Escobar», que, aunque no representa al verdadero Pablo Escobar, se asemeja más al personaje de ficción interpretado por Andrés Parra. Este personaje, que aparece en las calles de la comuna, se ha convertido en una atracción turística, con visitantes pagando por tomarse fotos con él.
Además, hay otros personajes, como el «Cabo», interpretado por un hombre bigotudo, que también ha cobrado popularidad entre los turistas. Este actor se toma fotos con los visitantes a cambio de 5.000 pesos, la mitad de lo que recibe el «Patrón».
Al caminar por las escaleras o el viaducto central de la comuna 13, uno puede encontrarse con una figura que parece salida directamente de la pantalla de televisión: un «Escobar» de bigote y patillón, sosteniendo un walkie-talkie y simulando abanicar con un fajo de billetes. Esta representación busca emular al personaje que popularizó la serie El Patrón del Mal, en la que Escobar aparecía apuntando a sus víctimas en una libreta de bolsillo.
Mario, el actor que interpreta al «Patrón», confiesa que vivir con este personaje todo el día es un reto. Aunque algunos lo adoran, otros lo critican y lo asocian con la violencia de la época del narcotráfico. A pesar de las críticas, Mario considera que este trabajo es más cómodo que su antiguo oficio de taxista, pues ahora puede descansar dos días a la semana.
La comuna 13 de Medellín, un lugar que alguna vez simbolizó la resiliencia y el cambio, se encuentra hoy en día en una encrucijada. El turismo ha transformado la zona, pero también ha traído consigo una distorsión de su verdadera historia. Aunque el legado de superación sigue presente, las ficciones relacionadas con el narcotráfico parecen haber opacado el mensaje de esperanza que alguna vez definió a esta comunidad.