LAS BERRIONDAS PULGAS DE TRANSMILENIO
Por Lizardo Figueroa
Aunque resulten vergonzantes para sus portadores de todos los partidos y movimientos políticos, pueden considerarse lo más democrático que hoy por hoy hay en Colombia; nadie se atrevería a asegurar de no llevarlas consigo o de no haberlas albergado alguna vez en su vida, sin importar su estrato social.
Hablo de las pulgas colombianas, otro de nuestros patrimonios ancestrales. ¿Quién no se ha rascado por su culpa?
En estos días se volvió viral el registro escalofriante de una colonia numerosa de siphopnateras, para el vulgo pulgas, cuyo hospedadero era el rincón de un articulado bogotano.
Y no debieran ser objeto de escándalo ni escarnio público las conchudas huéspedes, pues según el DANE, en el país de Macondo hay más de cinco millones de hogares y alrededor de veinte millones de cabezas con frondosas cabelleras que sirven de cómodo refugio de las diminutas criaturas, cuyos benefactores andan por ahí rascándose como si nada.
Parte importante de nuestra cultura, especialmente en los altiplanos, es la alergia secular al agua y al jabón, en particular en épocas de intenso frío; muchos paisanos, al igual que los franceses huyen de la ducha o el chorro como del mismo Covid 19.
De manera que, en las camas, la ropa, el ropero, las ruanas y pañolones, en la tusta y el sombrero, en el perro, el gato, las ratas de cuatro patas y de dos, las gallinas, los faras, las ovejas, los caballos y todo ser peludo están presentes; hasta en los calzoncillos de todos los caballeros, por ilustres que sean, se encuentran piojos y pulguitas de todos los colores y tamaños que obligan a rascarse con urgencia las que sabemos.
Estas veloces saltarinas de cuerpo a cuerpo, son envidiadas por el mismo Campeón Olímpico de Salto Triple. Y todas, sin excepción, son hematófagas, teniendo un paladar refinado, porque prefieren la exquisitez de la sangre tipo O+; de ahí que está científicamente comprobado que sus portadores son los más propensos a rascarse.
Se sabe además que no obstante los remedios contra la pediculosis y dado el alto costo de los fármacos, todavía en algunos hogares menos favorecidos, se acude a las bravas y afiladas uñas de los parientes para controlar la población de los diminutos vampiros.
Seguramente muchos deportistas que hoy compiten en Francia, regresarán a sus países con sus medallas obtenidas; pero también otros muchos arribarán con sus preseas de pulgas en sus morrales, a cambio de los esquivos oros.
Las pulgas, como las niguas, son chirriquiticas, pero qué berriondas si pican las hijueputicas.
Digo yo.