LOS MEDIOS
Louis Althousser escribió en el siglo pasado un documento muy pertinente intitulado ‘’Ideología y aparatos ideológicos del Estado’ en el cual destacaba el papel de los medios de comunicación como uno de esos aparatos y en Colombia tenemos el escenario perfecto para entender las tesis de este autor en el sentido de que los medios juegan un papel fundamental en la lucha de clases. En efecto, a raíz de la victoria del Pacto Histórico y sobre todo de Gustavo Petro, hay una feroz arremetida en contra del mandatario cuya gestión está siendo sometida a un escrutinio cicatero, pero esto tiene una ventaja: Es tan evidente, que pone de manifiesto que son los voceros de una oligarquía indolente derrotada en las urnas.
No hay cosa que haga el presidente que no sea criticada muchas veces de mala fe. Si es la reforma tributaria entrevistan a Bruce McMaster representante de los industriales, a Jaime Alberto Cabal de Fenalco o a Francisco José Lloreda presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, todos anuncian inminentes catástrofes en caso de que la reforma se apruebe. Y para ganar adeptos se presentan preocupados porque serían los más vulnerables los afectados con la medida.
Estos voceros de los descamisados, como los llamaba Evita Perón, que acaso han visto la pobreza en las películas o los noticieros, les sobrevino un ataque repentino de sensibilidad social que no les conocíamos, pero muchos nos preguntamos, por qué no entrevistan a quienes defienden las políticas promovidas por este gobierno, o por qué no destacan los logros que ha tenido en tan poco tiempo que lleva Petro como jefe del Estado.
Cuando se trata de la reforma política las entrevistadas son Paloma Valencia o Miguel Uribe Turbay, dos delfines que representan de forma aventajada su papel de desplazados del poder al que se creen designados desde lo alto de los cielos. Hasta han acudido a un don nadie en política llamado Enrique Gómez, cuyo único mérito es ser sobrino de Álvaro Gómez y nieto de Laureano, más conocido con el remoquete del Monstruo, por su papel desempeñado durante la llamada época de La Violencia.
Pues no señores dueños de los medios, hay una corriente subterránea que va creciendo y se ha venido fortaleciendo desde hace varios años. Desde cuando aparecían las voces energúmenas de Paloma, Felipe Zuleta o Carlos Felipe Mejía diciéndole a Petro que jamás sería presidente. Ahí está la prueba de que la tendencia existe, Petro ganó la presidencia contra todo el aparato estatal que incluyó atentados contra la vida del entonces candidato. A esa corriente pertenecemos quienes hemos estudiado el problema político y le hemos apostado todo nuestro futuro a la esperanza.
Por fortuna, el presidente ya ha tenido experiencia de gobernar con todo el establecimiento en contra y sabe que cada paso suyo es objeto de examen microscópico que no le perdonan haberse enfrentado al Goliat de la clase dominante y haber sido capaz de poner al descubierto la hediondez del poder sobre el cual edificaron los potentados colombianos sus fortunas.
Nos toca a todos, quienes estamos convencidos del proyecto político del Pacto Histórico denunciar todas las triquiñuelas, hacer pedagogía social y destacar que por primera vez tenemos un gobierno cuyas decisiones no están hipotecadas a las mafias, al narcotráfico o a los grupos de terratenientes, paramilitares o magnates’ que no han escatimado crímenes con tal de mantener intactos todos sus privilegios.