Testimonios de Personal Médico sobre Salud Mental
Por: Maria Fernanda Saavedra
Debo iniciar señalando que obtener el testimonio de algunos médicos y personal de salud para este reportaje fue tan difícil como lo es, en estos momentos, la salud mental de los mismos. El tiempo, valioso recurso, hoy se convierte en un limitante para estos dedicados trabajadores. Es casi imposible no empatizar y ponerse en la bata de estos, cuando observamos las duras condiciones en las que se desempeñan y el sacrificio al que se someten, a dejar su bienestar, por el de los demás.
Las cifras en salud mental, luego de la pandemia, han revelado un panorama alarmante en Colombia. Cerca del 40% del personal de salud se encuentra afectado por algún trastorno mental, según un estudio de la Universidad Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental (CESISM) de la Universidad CES en Medellín. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente mil millones de personas viven con algún tipo de trastorno mental.
Sin embargo, más allá de las cifras y de los reportes diarios, es fundamental explorar estas cuestiones a través de las voces de los propios profesionales de la salud. Son aquellos que han soportado jornadas laborales extenuantes, quienes, han optado por emprender y crear sus propias iniciativas para contribuir. También están aquellos cuyas acciones, elevan el estándar del servicio y nos ofrecen un ejemplo palpable del compromiso genuino por el servicio.
Dr. Mauricio Hernández: Experto en Humanización y Rehabilitación en Salud
El Dr. Mauricio Hernández Forero, médico con más de 33 años de experiencia, se destaca como especialista en Gerencia en Salud y en Medicina Física y Rehabilitación. Durante 25 años, ejerce en el Hospital Regional de Sogamoso, como coordinador de Rehabilitación y Docencia de Servicio. Su pasión por la “humanización” de la atención médica es evidente en cada conferencia que ofrece sobre el tema, convencido de que esta práctica “garantiza los mejores servicios a la comunidad”.
Es evidente percibir la esencia de la humanización en cada palabra del Dr. Mauricio, dado que cada sílaba es un viaje que revela su visión de la medicina como “un emocionante proceso de sanidad de los pacientes”. Aunque la salud mental de los profesionales de la salud es un tema “sentido”, para él, es una travesía en la que se embarca con un compromiso desinteresado y significativo. Su labor en el Hospital, es un testimonio palpable de su dedicación, transformando la atención médica en una experiencia profundamente humana.
“La salud mental de quienes formamos parte de los profesionales de salud—enfermeras, auxiliares, personal de laboratorio, administrativo y médicos—es un aspecto profundamente sentido. Enfrentar o lidiar constantemente con la misión de salvar vidas, combatir el dolor y abordar los problemas de los pacientes, es una tarea que pesa. La carga emocional que soportamos no es un secreto. En el sándwich entre las exigencias administrativas, asistenciales, la responsabilidad ante la familia y, por ende, ante todo.”
Reflexionando sobre su experiencia en el hospital, lo cual llama un proceso de crecimiento lúdico que transforma el dolor en alegría, el Dr. Hernández no puede evitar señalar que la situación actual de la salud en Colombia, afecta el entorno de clínicas y hospitales. Comentarios como que “esto se va a acabar”, “las EPS desaparecerán” y la constante incertidumbre que rodea la reforma, inquietudes, que impregnan el ambiente hospitalario.
“Uno debería centrarse en el paciente, y olvidarse del resto para garantizar la calidad, pero entiendo que sería una utopía lograr una atención completamente liberada de las distracciones externas.” Sin embargo, para el Dr. Mauricio, es esencial, dedicar su labor con dedicación. “Las personas que me conocen saben que tiendo a bromear mucho. No vinieron a la consulta simplemente a recibir un diagnóstico, vinieron a reírse y a disfrutar del proceso, probablemente este no tiene que ser tan duro.”
Desde hace más de cuatro años, con el programa de psicología se ha establecido una colaboración entre el Hospital, la Uniboyacá y la UPTC, desarrollando centros de escucha dedicados a los trabajadores de la salud del hospital. Estos espacios se han convertido en un refugio donde se les ofrece herramientas para expresar sus inquietudes. Así, tanto el personal en formación como el que se enfrenta a la práctica diaria, tiene un lugar donde encontrar apoyo y ser escuchado, espacio para la liberación emocional y el intercambio de experiencias.
“Dentro de la política de humanización de la gerencia del hospital, se incluyen espacios de recreación y esparcimiento, como concursos de tejo, baile, integraciones y días especiales, con el objetivo de brindar apoyo emocional y psicológico a todo el personal.”
Sin embargo, a pesar de los programas institucionales, uno no puede evitar sonreír al imaginar al médico con una nariz roja y una corbata colorida, llevando alegría por los pasillos del hospital. Este enfoque, inspirado en el método del Dr. Patch Adams, conocido por su modelo médico alternativo que prometió “nunca más tener un mal día”, ha encontrado su lugar en Boyacá, con el Dr. Mauricio. Hoy, el Hospital Regional es un pionero en la región, trayendo estas terapias innovadoras.
El Dr. Mauricio considera un privilegio formar parte del Clown hospitalario, ya que, a través de esta práctica, ha podido infundir alegría al personal en formación, médicos, enfermeras y psicólogos del equipo. Transmite esta alegría a los nuevos aprendices, enseñándoles el arte del clown, que para él significa disfrutar de una personalidad genuina, expresarse plenamente y evocar la alegría. Ha llevado su emoción a diversas áreas del hospital: pediatría, consulta externa, urgencias, atención al adulto mayor y a las pacientes maternas.
-Parto de un principio personal: uno debe ser coherente con lo que piensa, dice y hace. Para mí, es un privilegio formar parte del clown hospitalario y contribuir a esa alegría, enfrentando ‘el oso’ o ‘el achante’ que puede surgir en estas situaciones y superando los propios miedos. El primero en sentirse gratificado soy yo mismo, al llevar ese taller a personal en formación. Puedo decir que el niño que llevo dentro se despierta para sanar a los demás.-
Aún recuerda la última vez que llevó Clown al hospital, una experiencia que él describe como una verdadera “serenata de alegría” para los adultos mayores. “Ver cómo esas risas transforman los rostros, pasando del dolor, la angustia y la preocupación a una expresión de pura felicidad, no tiene precio”, confiesa el Dr. Mauricio y agradece a Dios
«Me ha permitido ser rehabilitador y fisiatra, con el privilegio de trabajar cuando los demás ya han hecho su parte. El médico internista saca al paciente de su etapa aguda; el paciente puede quedar con secuelas o no, y yo tomo a esos pacientes con amor, les doy un propósito y los oriento en su proceso de rehabilitación. Ver cómo se convierten en lo más funcionales posible es un gran privilegio. Creo que no solo se es médico con un título, sino también con la capacidad de sentir a nuestros pacientes.»
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Cuando se aborda el tema de las políticas públicas y la solución a la salud mental del personal, el doctor destaca que necesitamos mucho más que eso. Como si fuera un superhéroe en su misión de salvar el mundo, enfatiza la importancia de enseñar a las personas en formación, e incluso a los niños, que «la felicidad no depende de lo que uno pueda poseer, como una tablet o un celular, sino que depende de uno mismo». Subraya que no podemos culpar a nuestras circunstancias por nuestro bienestar.
Sin embargo, expresa su deseo de contar con el poder de un político para implementar cambios significativos: “Así como existen programas especiales para los militares y policías, debería haber un programa similar para los trabajadores de la salud, que les permita acceder a una pensión adecuada después de cumplir las semanas requeridas, sin importar su edad.”
Me quedo con la reflexión del Doctor Mauricio, necesitamos más programas que realmente sean humanos, que nos toquen el corazón y nos hagan reflexionar sobre nuestro papel en el trabajo. En lugar de enfrentar al médico o a la enfermera ¿por qué no nos ponemos en sus zapatos y les extendemos nuestra ayuda con amabilidad? Hemos olvidado el valor de un simple “buen día” o “buenas tardes”. La transformación de nuestra sociedad es un proceso mucho más profundo que no se resuelve con políticas; requiere un cambio en los principios y valores que cada uno de nosotros recibe desde el hogar.
Avances y Retos en la Salud Mental
Pertenecer al gremio de la salud a veces resulta profundamente doloroso. La doctora Paula Daniela Vargas, psicóloga clínica, señala que muchos profesionales han padecido tanto que se han visto obligados a abandonar sus trabajos o estudios debido al temor de ser juzgados. Estas experiencias prolongadas dejan secuelas duraderas. Paula describe un estigma persistente entre los profesionales de la salud, donde la dureza y la expectativa de fortaleza—tanto hacia sus compañeros como, asimismo—lleva a la creencia errónea de que “un profesional de la salud no siente”. Sin embargo, este supuesto es un espejismo; en realidad, arrastran consigo numerosos problemas emocionales y psicológicos.
«El miedo a no poder desempeñarse como médico o psicólogo, es común en estos contextos. La preocupación por si alguien llora o no puede manejar algo de manera personal lleva a que, si no estás al 100% en el trabajo, te consideren débil, como si estuvieras fallando, lo cual no es cierto. No sobrellevar bien nuestras circunstancias diarias puede generar afectaciones graves.»
Paula Daniela Vargas Cardozo, psicóloga clínica formada en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), es especialista en la evaluación y tratamiento de trastornos emocionales y afectivos. Con más de cuatro años de experiencia en procesos de evaluación e intervención, tanto individual como grupal, donde basa sus tratamientos en rigurosos métodos científicos. Actualmente, se desempeña como cofundadora y directora general de Minerva Centro de Psicología, un espacio donde ofrece atención presencial y virtual a hispanoparlantes alrededor del mundo.
-Crear una empresa no es fácil. Sin embargo, como profesionales que emprendemos este camino, tenemos la oportunidad de generar un ambiente laboral adecuado para nosotros. Estas son las razones principales por las que decidí emprender. Hace muchos años, lo venía pensando y, a veces, los momentos coyunturales hacen que surjan estas oportunidades.-
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Antes de la pandemia, la salud se percibía de una manera muy distinta. La ausencia de enfermedades crónicas se consideraba una suerte inusitada. Las personas confiaban en la eficacia de los remedios caseros y se resignaban a la angustia, aceptando la tristeza como una parte inevitable de la vida. En aquel entonces, la salud mental permanecía en un rincón sombrío, donde el estigma envolvía nuestras emociones, ocultando la urgente necesidad de reconocer y abordar el sufrimiento interno.
Al abordar el estado actual de la salud mental, la doctora Paula señala que la atención a pacientes y consultantes ha experimentado mejoras significativas. Observa que “ahora es común tener consultas en psicología” y que “las consultas en psiquiatría se han normalizado”, un avance notable en comparación con la situación de hace dos décadas. No obstante, reconoce que aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar un sistema plenamente adecuado y accesible para todos.
A pesar de la presencia de destacados profesionales en psicología, la calidad de los procesos terapéuticos ofrecidos en los centros de salud sigue siendo insuficiente. Los problemas estructurales subyacentes continúan permeando el sistema, afectando la efectividad de la atención y limitando el potencial de la terapia.
«El sistema asigna entre 30 a 40 minutos por consulta de psicología, y si hay un profesional especializado en clínica, no se le paga lo que debería. Esto afecta la calidad de la atención a los pacientes. Además, cada dos meses, el tiempo dedicado a llenar datos de toda una historia clínica es de apenas 15 minutos, lo que deja al consultante en una situación de desventaja.»
Una de las propuestas de la doctora Vargas para el sistema de salud es ofrecer una atención constante y accesible a los pacientes, brindándoles el espacio necesario para su bienestar. Ella sugiere la implementación de servicios de salud mental de emergencia en ambulancias a nivel nacional, destacando que, en las principales ciudades, el personal de estas ambulancias ya está capacitado para manejar crisis psicológicas. Sin embargo, en los municipios aún no es posible.
Por ello, enfatiza la necesidad de integrar la capacitación en salud mental dentro de la jornada laboral de los profesionales. Propone establecer un horario de formación en el que los trabajadores puedan abordar su salud mental durante las ocho horas de trabajo, aunque ello implique una aparente pérdida de «dinero» o «tiempo». La doctora reflexiona que, a pesar de las dificultades, este enfoque puede fomentar la creación de entornos seguros donde los profesionales se sientan cómodos compartiendo sus inquietudes. “Así, podrán hablar de sus experiencias y aplicar esos aprendizajes en su entorno comunitario,” concluye.
Frente al talento humano en salud, habla de fomentar espacios de protección mediante la comunicación asertiva. Es fundamental que, cuando un profesional aborde una falla, lo haga centrando la atención en el hecho y no en la persona. Al enfocar las críticas en el acto y no en el individuo, facilita la comprensión y la mejora. Crear ambientes, ya sean en el hogar, el lugar de trabajo o el ámbito educativo, donde la empatía sea la norma, es crucial para prevenir dificultades mentales.
El Impacto Emocional
Con la llegada de la pandemia por COVID-19, enfrentar la pérdida de colegas y profesores, junto con las crisis emocionales, se convirtió en una dura realidad para muchos profesionales de la salud. La doctora Melissa Buitrago, médica en la Clínica Medical de Bogotá en el área de cirugía, recuerda cómo la confrontación diaria con la muerte de colegas y seres queridos obligó a algunos a tomar decisiones difíciles, como renunciar para proteger a sus familias.
– creo que muchos queremos dejar esa época atrás. Fue un período muy difícil para los profesionales de la salud, ya que tuvimos que seguir trabajando en clínicas y centros médicos. Antes que existiera la vacuna, la situación fue emocionalmente dura. Me cuidaba mucho, pero ver a personas cercanas que no se cuidaban me causaba una gran ansiedad. De hecho, a principios de 2021, decidí renunciar.-
La pandemia, aunque devastadora, no ha sido el único catalizador en la crisis de salud mental de los profesionales médicos. Las residencias médicas, a menudo vistas como un campo de pruebas, parecen ser el último lugar que algunos médicos desearían pisar. Es difícil de creer que en plena contemporaneidad, algunos programas educativos nos transporten a la frase «la letra con sangre entra».
La doctora Buitrago, con la voz entrecortada al recordar su tiempo de residencia para el posgrado de Ginecología en una de las universidades privadas más prestigiosas de Bogotá, recuerda el ambiente en el que la retroalimentación era un torrente de gritos y castigos. Pasar más de 36 horas seguidas en turnos extenuantes y dedicar prácticamente una hora al día a estudiar, además de una pesada carga asistencial.
«Sabías que, si cometías un error, no recibirías una retroalimentación tranquila; la mayoría de los profesores te gritaban. Aunque personalmente no recibí tantos regaños, ya que creo que eso dependía de la suerte, siempre estaba asustada y ansiosa por no cometerlos para evitar ese maltrato que otros compañeros sí sufrieron. Uno de esos castigos era hacer planas, escribiendo 100 veces ‘no voy a cometer [error]’. Era algo absurdamente escolar.»
Este fue el detonante que llevó a la médica a abandonar seis meses de esfuerzo, dinero y dedicación en favor de su salud mental. La presión la condujo a enfrentar una profunda depresión, llevándola a buscar ayuda en la psicoterapia. A pesar de su pertenencia al gremio de la salud, la doctora Buitrago no estaba exenta de la enfermedad que a menudo se piensa ajena a quienes cuidan de otros.
Recuerda esos momentos en los que, antes de ingresar al hospital, se encontraba esperando en el parqueadero, sumida en el malestar y con un deseo abrumador de no llegar. La lucha interna se manifestaba en esos cinco minutos de espera, un tiempo de tensión y fragilidad.
«Muchos días lloré en el hospital porque quería decirle a mi familia que estaba cansada, tenía hambre y no había podido comer en todo el día. Tras toda mi terapia, me di cuenta que no debía estar en esa residencia. Fue una decisión difícil, que no es fácil para ningún médico, significa dejar de lado un sueño y en Colombia, los cupos para especialidades médicas son muy limitados, por lo que conseguirlo y luego dejarlo es una decisión realmente complicada.»
La Doctora Buitrago, reconoce que la salud mental ya no es el tabú. Los casos como el suyo han servido para que muchos jóvenes reconozcan sus propias dificultades en el ámbito médico. y entre risas, rememora las lecciones teóricas sobre el manejo de las emociones que recibió como ginecóloga en el posgrado.
«Cuando estuve en la residencia, tuvimos un mes de clases teóricas sobre manejo del estrés. Al principio, parecía interesante, pero también me preguntaba qué tan grave podía ser esto para que nos enseñaran técnicas de mindfulness y manejo del estrés”. Reflexiona sobre la importancia de buscar un enfoque integral y preventivo en los escenarios educativos, laborales y hospitalarios.
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Podríamos seguir profundizando en el amplio tema de la salud mental, pero el tiempo, siempre tan esquivo, no lo permite. Aun así, tenemos la capacidad de mejorar las condiciones de quienes dedican su vida a esta labor. Sin embargo, una cosa queda clara: los profesionales de la salud siguen adelante, por el escenario que los llevó a entregar su esfuerzo al servicio del bienestar común, que nos demuestra un futuro más saludable y esperanzador.