OpinionPor: Jorge Armando Rodríguez Avella

El M19 cantera de los ideales de Petro

EL M19 CANTERA DE LOS IDEALES DE PETRO

Redacción: Jorge Armando Rodríguez Avella

“El amor es la certeza de la vida. Es la sensación de la inmortalidad”.

Jaime Bateman Cayón

Para lograr un acercamiento a los caminos que condujeron al triunfo electoral de Gustavo Petro, como presidente de Colombia, es necesario tratar de encontrar los motivos políticos que lo condujeron a sus propuestas y sus orígenes.

Para ello es necesario acudir a la historia política y social reciente del país, en especial del Movimiento 19 de abril, M19, que fue la corriente política en la que Gustavo Petro alimentó sus primeros conocimientos de sensibilidad social, así como también le dio impulso a su forma de accionar.

El 17 de enero de 1974, Jaime Bateman Cayón junto con Vera Grave, Luis Otero, Carlos Pizarro, Otty Patiño, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina, Carlos Toledo Plata, Andrés Almarales, Israel Santamaría y otros militantes más del recién creado Movimiento 19 de abril, M-19, planearon el robo o ‘recuperación’ de la espada de El Libertador. El objeto histórico se encontraba en la Quinta de Bolívar en Bogotá. Luego de realizar la respectiva inteligencia y publicar en algunos diarios capitalinos unos avisos de expectativa sobre la llegada del movimiento: “¿Parásitos… gusanos? Espere M-19”. Bateman, quien era su comandante tenía 34 años, sus compañeros bordeaban la misma edad. Gracias a la recuperación del arma de Bolívar, la espada se convirtió en un elemento de combate y símbolo de insurrección para los latinoamericanos, una forma de reivindicar la historia patria y despertar la conciencia popular.

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Esta es una muestra de cómo el M-19 comprendía la manera de llevar adelante la rebelión que proclamaba para los colombianos. Una manera diferente de encararla, alejada de los dogmas de le época en los que prevalecían las líneas Moscú, del Partido Comunista; Pekín, del Partido Comunista Marxista Leninista y Castrista o procubano del ELN, Auto Defensa Obrera, ADO; Trotskistas, Unión Revolucionaria Socialista, entre muchas otras fracciones en las que estaba dividida la izquierda a finales del siglo pasado. Asentar la conciencia de que Colombia poseía su propias y características especiales para, de forma particular, lograr su liberación de una oligarquía rancia, habilidosa, voraz e insensible. Y, a la vez, diferenciarse de los discursos maniqueos producto de la Guerra Fría entre Moscú y Washington-Occidente.  

Quienes conformaron este nuevo grupo venían expulsados de las Farc o se encontraban a la izquierda de la Alianza Nacional Popular, ANAPO, partido fundado por el general Gustavo Rojas Pinilla y candidato en las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970. En estas elecciones, precisamente, es cuando se denuncia por fraude electoral al entonces Gobierno de Carlos Lleras Restrepo en favor de la presidencia a Misael Pastrana Borrero. Los jóvenes que estaban por fuera de las organizaciones de izquierda tomaron como símbolo y nombre la fecha en se forjó el fraude, como muestra de rebeldía contra la oligarquía tramposa y excluyente.

En la época de la creación y desarrollo del M-19 y de un fuerte auge del movimiento popular, la figura jurídica del momento fue el Estatuto de Seguridad que decretó Turbay Ayala y que le sirvió para reprimir cualquier manifestación mínima de protesta popular, con la disculpa de combatir la subversión. Además, porque el país estaba bajo la Constitución de 1886 que facultaba al ejecutivo a declarar el estado de sitio casi de forma permanente. De 1970 a 1991 el país vivió bajo ese régimen 17 años, lo cual representa el 82% del tiempo transcurrido. Y entre 1949 y 1991 Colombia vivió más de 30 años bajo esa figura. De resaltar que la figura del estado de sitio fue el mecanismo para que las competencias judiciales les fueran adjudicadas a los militares para que estos juzgaran civiles. Las detenciones por orden público, por ejemplo, eran competencia de los jueces castrenses y estos imponían penas a su antojo y sin ningún control.

Para su primera aparición de Jaime Bateman, como comandante del M-19, fue a través de una entrevista que le concedió a Germán Castro Caycedo, entre el 18 y 19 de abril de 1980 y publicada en diario conservador El Siglo unos días más tarde. Bateman había optado por dar la cara a raíz del impasse a que se había llegado por la toma de la embajada de la República Dominicana por un comando guerrillero del M-19. La toma se había iniciado el 19 de febrero y para la fecha de la entrevista las negociaciones con el Gobierno para la salida del comando estaban en punto muerto. La reivindicación fundamental exigida por la agrupación guerrillera era la liberación de más de trescientos presos políticos tanto del M-19, como de otros grupos subversivos, exigencia que el Gobierno Turbay se negaba rotundamente a conceder.

El M-19 había decidido abandonar la petición porque, según Bateman, el hecho político generado por la toma había dado los suficientes réditos políticos. “Ya no nos interesan los presos políticos —y parece un poco duro decirlo— porque ellos ya saben qué suerte van a correr”, aseveró Bateman y agregó: “Lo de la Embajada planteó un problema central muy claro, y es que en Colombia no hay democracia. Que el estado de sitio nos está asfixiando desde hace treinta años”.

Para el M-19 su lucha consistía en la búsqueda de una democracia amplia y generosa con todos. La democratización de la tenencia de la tierra, reivindicación sostenida en el tiempo desde la Colonia y el Movimiento Comunero en 1781.

Hoy Gustavo Petro reivindica y resume tales planteamientos resaltando la necesidad de modernizar el Estado y la sociedad a través del conocimiento, la educación, la inclusión y la cultura. Desde muy variadas orillas, pero sobre todo desde la academia, intelectuales e investigadores se han expresado en el mismo sentido. Es relativamente fácil encontrar autores que se identifican con esa necesidad colombiana de iniciar el camino hacia la modernidad tan repudiada por la dominación oligárquica, Esta siempre ha empleado, además de la represión más brutal, argumentos ridículos a toda luz racional.

¿Quién de manera sensata puede argumentar que las intenciones de Petro son las de expropiar propiedades? Por el contrario, desde la creación misma del M-19, su comandante Bateman afirmaba en la entrevista mencionada arriba: “Usted sabe que en este país cada día hay menos capitalistas. Parece mentira, pero es así. ¿Por qué? Porque el que no está dentro de la producción monopolística, no tiene posibilidades de sobrevivir. Nosotros no estamos planteando quitarle fábricas a nadie porque eso no se puede hacer así no más. Eso lo hará una revolución socialista, pero nosotros no estamos organizando una revolución socialista.”

Esta declaración la hacía 13 años antes de la nefasta apertura económica de Gaviria la cual acabó de arrasar con la industria nacional e incremento el monopolio de la tenencia de la tierra.

Lo que debe llamarles la atención a quienes todavía creen estar viendo fantasmas y supuestos espantos con la llegada al poder de Petro es cómo apoyar manera firme y decidida las reformas planteadas para que las actuales y próximas generaciones cuenten con un futuro amable sin los padecimientos y carencias de las que les precedimos.

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