Opinionpor: Rafael Mejía A.

La ley de la selva

Por: Rafael A. Mejía Afanador

Es muy común escuchar en los tinteaderos, cafeterías y charlas de pasillo que en Sogamoso cualquiera puede hacer lo que en gusto le venga: desde abrir una zanja para acometida de servicios públicos y dejarla así (los señores que están instalando la fibra óptica), montar un negocio en la mitad del andén, despertar al vecindario a punta de pólvora o burlar olímpicamente las más elementales normas de tránsito. La pura ley de la selva: me recuerda la máxima del famoso ‘ingeniero’ que casi se apoltrona en el solio de Bolívar: “Me limpio el c… con la ley”. Para los incrédulos, aquí está el video: https://www.youtube.com/watch?v=GlScdpFArfI. No sobra decir que la actual administración heredó una ciudad tomada por el hampa, la indigencia, la vagancia, manadas de perros callejeros y desaseo.

Pero de todas las anteriores perlas me voy a referir a una que es bastante peligrosa: el actuar de algunos motociclistas. Estos popularmente llamados ‘moteros’ vienen en todos los pelambres: desde el ejecutivo que ve lo fácil de la movilidad en estos aparatos, hasta los exhibicionistas circenses pasando, obviamente, por los domiciliarios que siempre van de afán. De estas conductas hay dos especialmente peligrosas: conducir zigzagueando y hacer adelantamientos por la derecha (artículo 131 del Código Nacional de Tránsito, infracción D07) y que le puede acarrear al infractor una sanción pecuniaria de 30 salarios mínimos legales vigentes diarios o sea la módica suma de millón trescientos mil pesitos.  

Según declaraciones de un agente de Intrasog, a partir de la pandemia, la invasión de domiciliarios se volvió también pandemia. Estos jóvenes emprendedores nos hicieron la vida más fácil durante esa época, pues el confinamiento los convirtió en verdaderos ángeles de la guarda para quienes pedíamos desde alcohol isopropílico hasta etílico: En pandemia todo era válido para bajar calenturas. Lo maluco del cuento es que con la proliferación de motociclistas -domiciliarios o no- se les convirtió en costumbre andar por entre el tráfico en zigzag y adelantando por la derecha. Según el agente, esta conducta es sancionable y dada su peligrosidad su multa es una de las más altas.

Según el mismo agente, dada la escasez de personal, (hay sólo 20 para Sogamoso) este tipo de comportamientos son casi imposibles de controlar porque sus actores en cuanto ven un retén vuelven a manejar como monjitas de la caridad. Pero si otros actores viales graban en video este tipo de actuaciones y las denuncian, por lo menos una sanción social podría ayudar a frenar este comportamiento. Puede parecer muy de derecha este proceder, pero el día de mañana usted, que está leyendo este texto, puede resultar involucrado de carambola en un accidente por la estupidez de algunos inconscientes que creen que viven solos en el planeta y que las leyes se hicieron para que las cumplan los demás. 

Un poco de educación ciudadana preventiva no caería nada mal, entre otras cosas porque el 19 % de los muertos en accidentes viales son motociclistas: sólo hasta junio de 2023 habían muerto en Colombia 7.569 motociclistas a quienes una esposa, una madre o unos hijos se quedaron esperando. Veremos qué plantea el ingeniero Felipe Andrés Pedraza, director de Intrasog, ahora que parece que sí hay alcalde.  

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